La religión se refiere a las creencias y una serie de instrucciones prácticas y morales que los profetas han relatado en nombre de Alá para guiar y conducir a los seres humanos. Creer en estos principios y llevar a cabo estas instrucciones da como resultado la prosperidad y la felicidad del hombre en este mundo y en el Más Allá. Entonces, si nos atenemos a la religión y seguimos las órdenes de Allah y el Profeta (P), seremos prósperos no solo en esta corta vida, sino también en el mundo eterno e infinito del Más Allá. Somos conscientes de que una persona feliz y próspera es aquella que tiene un verdadero objetivo en su vida y que no vive en la fechoría y la aberración.
Posee un comportamiento bueno y digno de elogio y realiza buenas obras y tiene un corazón confiado, fuerte y pacífico en este mundo turbulento. La religión de Allah nos dirige hacia esta felicidad y prosperidad. Sin religión, no habría prosperidad ni dicha. Los principios religiosos son como policías secretos en el corazón del hombre y siempre lo acompañan. Mantienen al hombre alejado de la maldad moral y lo obligan a ser virtuoso. La creencia es el refugio más fuerte y sólido en el que el hombre nunca enfrenta el miedo y la angustia en los altibajos de la vida. Los adoradores de Allah nunca pierden el coraje en ninguna circunstancia y nunca se sienten despreciados e inferiores, porque se ven conectados con el poder infinito del Creador del mundo y en todas las circunstancias, recuerdan a Allah y buscan refugio en Allah; poseen un corazón confiado, fuerte y pacífico.
La importancia de la búsqueda de la religión PI
La religión nos ordena tener un comportamiento digno de alabanza y realizar obras buenas y decentes en la medida de nuestras posibilidades. Por lo tanto, la religión se divide en tres partes:
(1) Creencias;
(2) Ética;
(3) Mandamientos.
Esta breve reseña debe ser elaborada para ser aceptable para los lectores honorables.
1. Creencias Si usamos nuestro sentido común y nuestra conciencia, nos daremos cuenta de que este mundo de la existencia con su orden maravilloso no podría ser creado por sí mismo y este asombroso orden del mundo de la creación no podría lograrse sin un organizador. Sin duda, hay un Creador que ha creado este vasto y magnífico mundo con Su infinita capacidad y conocimiento y que ha establecido el mundo de la creación con un orden exacto por las reglas invariables e inmutables que Él ha establecido en todo el mundo de la existencia. Nada ha sido creado inútil y extravagantemente. Ninguna criatura queda fuera del alcance de las leyes de Allah que gobiernan el mundo.
¿Puede creerse que un Alá tan compasivo con toda la gracia y las bendiciones que Él tiene hacia Sus criaturas dejaría al hombre, la obra maestra de la creación, solo? ¿Y qué dejaría a los seres humanos en manos de la sabiduría del hombre, que en su mayoría es víctima de los deseos carnales y, como resultado, se enfrenta a la aberración y la miseria? La respuesta a esta pregunta es evidente. En consecuencia, Allah debe enviar instrucciones a los seres humanos por medio de profetas, que están libres de cualquier tipo de pecado y error, para guiar a los hombres a la felicidad y la prosperidad siguiéndolos.
Nos damos cuenta de que en este mundo, las señales y los valiosos beneficios de la adhesión a los principios religiosos no se hacen completamente evidentes. Ni los justos son recompensados, ni los criminales y opresores son castigados por sus obras. De esto entendemos que debe existir otro mundo donde los actos de las personas sean investigados de cerca, de modo que si uno ha hecho un acto de caridad, sea recompensado o si ha cometido un acto indecente, sea castigado. La religión alienta a las personas con estos principios y otras creencias legítimas, que luego se analizarán a fondo en este libro, y les advierte del paganismo y la ignorancia.
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