El hombre de nuestra era

Dom, 05/15/2022 - 05:49
Cosmovision, islam, mártir Beheshti

Desde el punto de vista de la disponibilidad de facilidades para la vida, el hombre de nuestra época ha alcanzado un gran nivel. Los innumerables descubrimientos e invenciones le han provisto de oportunidades que anteriormente le parecían totalmente fantásticas. Los instrumentos automáticos y los implementos electrónicos han hecho posible cosas que hasta ahora eran imposibles. Apretando un botón puede obtener lo que quiere: agua, aire, calor, frío, alimento y vestimenta están todos disponibles inmediatamente. Las ondas radiales llevan la voz a los rincones más apartados del mundo en un abrir y cerrar de ojos.

Y no solamente la voz sino también la imagen. Los ingenios aéreos han dominado la vastedad del espacio. Con facilidad y rapidez el hombre vuela más fácil, ligeramente y a una mayor distancia que las legendarias alfombras voladoras. Los astronautas han abierto el camino a los planetas para el hombre y ahora un viaje a la luna y otros planetas parece ser tan simple como ir de una ciudad a otra. Los nuevos descubrimientos científicos e industriales se han expandido de tal manera en nuestra era que resulta difícil enumerarlos.

Se puede decir que la naturaleza ahora está empeñada en descubrir, en el tiempo más corto posible para el hombre de nuestro siglo, todos los innumerables secretos que guardó en su seno durante miles de años. Como resultado de la familiarización del hombre con los secretos de la naturaleza y sus maravillosos descubrimientos para el control y explotación de las fuerzas naturales, el hombre de nuestra era ha alcanzado el cenit del bienestar material y ha convertido toda la tierra en un lugar bien provisto y magnífico para su propio beneficio, con el objeto de llevar una vida alegre y segura, llena de felicidad, con lo que siempre ha soñado.

ANIMALES ÁVIDOS

Lo anterior es una cara de la moneda. Pero también está la otra cara. La civilización material de hoy día ha resuelto muchos problemas de la vida humana y ha dado al hombre un poder deslumbrante para controlar la naturaleza. Pero al mismo tiempo el hombre ha elogiado y exagerado tanto la filosofía del tener más y más, que se convierte en un animal codicioso Y ávido, que en todo el día no se preocupa sino de aumentar la producción y el consumo y no piensa en otra cosa.

El materialismo y la preocupación excesiva por las cuestiones económicas lo han convertido en una máquina. Está siempre ocupado en la obtención de sus medios de vida o en encontrar los medios para llevar una vida cada vez más lujosa. Esta situación está tan ampliamente expandida que la vida de la mayoría de los hombres de nuestra época está casi desprovista de otros contenidos valiosos. Hubo un momento en que el hombre daba mayor valor a su libertad, e incluso sacrificaba su vida en función de ella. Ahora se ha vuelto un esclavo de la producción y el consumo, renunciando a su amor a la libertad en el altar de la nueva deidad.

Con el progreso de la civilización material las necesidades de consumo del hombre han aumentado y la manera de satisfacerlas ha aumentado su complejidad al grado de que muchas personas sacrifican su bienestar físico y moral para alcanzar ese fin. En la sociedad materialista de hoy día han sido puestos a un lado todos los elevados valores humanos o, se puede decir, que incluso los valores morales son mirados solamente desde un ángulo materialista.

En las principales partes del mundo la verdadera infraestructura de la educación y aprendizaje está basada solamente en la obtención de beneficios económicos y materiales. El propósito real en la estructuración de cualquier programa educacional o de adiestramiento es producir hombres que puedan brindar mayores ingresos económicos a los bolsillos de otros, y a veces a sus propios bolsillos.
El lema de todos, desde el hombre de la calle al de la élite, ha sido "alcanzar beneficios económicos y los placeres materiales resultantes de los mismos". Los especialistas en los más elevados niveles intelectuales y técnicos, los políticos, los escritores, y los artistas, no son excepciones a esta regla. Incluso muchos de los que se dedican a las más elevadas cuestiones espirituales han sido afectados por las tentaciones materiales y económicas.

El trabajo de los misioneros es cumplido principalmente a cambio de remuneraciones materiales y financieras. Esta situación es el resultado natural e inevitable de las distintas filosofías predominantes en nuestra época. Día y noche se le dice al hombre que no es más que un animal económico y que la riqueza y la prosperidad económica son los únicos criterios para la buena fortuna y el único signo de progreso de una nación, una clase o un grupo.

Se le repite constantemente al oído que el dinero tiene un poder milagroso y que puede resolver todos los problemas. No se habla de otra cosa que de la cantidad de dinero que se obtuvo por azar o robando directa o indirectamente a otros seres humanos, y de los gastos hechos para satisfacer los más bajos deseos animales. En estas circunstancias no es sorprendente que los seres humanos, o más bien los semihumanos de nuestra época, se hayan vuelto animales ávidos, inclinados a adquirir dinero de cualquier manera para gastado en la obtención del placer más grande posible. Se han vuelto esclavos de la producción y del consumo. Sus vidas están totalmente desposeídas de los altos valores convenientes para la vida del ser humano, y han tendido hacia la vulgaridad y la degradación.

Referencias:
INTRODUCCIÓN A LA COSMOVISION DEL ISLAM

tolidi: 
تولیدی

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