La elección del cónyuge (2)

Mar, 07/25/2017 - 08:08
La elección del cónyuge (2)

«Y no cometéis falta si insinuáis a las mujeres vuestra intención de contraer matrimonio o lo guardáis escondido en vuestras almas. Dios sabe que pronto pensaréis en ellas (para el matrimonio)(Corán 2:235)
Toda empresa sigue los tres pasos básicos: planificación, ejecución y evaluación. Sin planificación no hay empresa que llegue a buen puerto. El matrimonio islámico no es algo para la satisfacción mutua de los cónyuges, no es algo que implique sólo a los dos protagonistas iniciales, sino que es una empresa cuyo producto es la creación de una familia, y por tanto como en toda empresa y por el bien del producto de esta, la correcta planificación es la clave principal de su éxito. Cuando un matrimonio se ha realizado en base a una correcta planificación, el éxito de la ejecución posterior de esa vida familiar tendrá muchas más posibilidades. El matrimonio no es un proceso, es un proyecto.
El Profeta (PBd) en sus narraciones nos hace hincapié en dos aspectos imprescindibles a la hora de escoger cónyuge. 1º que la persona tenga religión din, es decir que su forma de vida sea islámica. 2º que la persona tenga ajlaq, moral, carácter islámico. Sin esas dos condiciones el matrimonio no debe ni tan siquiera plantearse con una persona tal.
Todos conocemos casos de matrimonios fracasados, por ejemplo cuando se han realizado con una esposa no musulmana.
El din y el ajlaq en un matrimonio son la garantía de que si en otros aspectos no nos va bien, los pequeños problemas y discrepancias que pueden aparecer en la convivencia, con la religión y la moral son atajados, pues estos, din y ajlaq, están por encima de las pasiones mundanas que originan las desavenencias y son la garantía del equilibrio en la relación de ese matrimonio.
Por el contrario, cuando no existe din ni ajlaq, son las pasiones y el egoísmo los que toman el control.
Tras estos dos principios fundamentales e imprescindibles llegamos a la tercera pata del banco de nuestra planificación; la parejidad.
¿Qué es esto de la parejidad?, pues algo tan simple como que las exigencias que planteemos en nuestra planificación a la hora de elegir cónyuge, busquen a una persona que esté a nuestro nivel, que sea similar a nosotros, ya sea a nivel económico, cultural, laboral, religioso, carácter, pensamiento, edad, etc.. Parejidad en todos los aspectos posibles, cuanto mayor sea el número de coincidencias con nuestro cónyuge más posibilidades de éxito tendremos para conformar un matrimonio próspero.
A la hora de escoger pareja una cuestión fundamental es la objetividad para no dejarnos llevar por los deseos. Es decir no plantearnos únicamente aspiraciones utópicas sin valorar si nosotros realmente estamos a la altura de esas aspiraciones. La búsqueda de la parejidad es la balanza que nos dará el equilibrio en nuestras pretensiones.
Insha Allah estas pocas palabras y el machacón consejo repetido en ellas sirvan de algo y hagan recapacitar a quienes están en el mudo de la soltería, sobre la importancia de la planificación del matrimonio y búsqueda del cónyuge ideal, más allá de las pasiones, caprichos o modas sociales.
(Jutba pronunciada en la Husainiya Imam Rida (P) de Sevilla, el 17 de marzo de 2017)

 

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