Imam Ali Al-Hádi (p)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

El Imam narra de sus grandes antepasados que el Enviado de Dios (PBd) dijo:

“…Fe es aquello que los corazones están dispuestos a recibirla y los actos la muestren y acepten, el Islam es aquello que se pronuncia con la lengua y el que considera a un matrimonio legítimo”.

“Aquél que sea egoísta, muchos serán sus rivales”.

“Las bromas y palabras inútiles, son el pasatiempo de los ignorantes y actos de los necios”.

“Aquél que pone a tu disposición su amistad, buena voluntad y opinión, tú también pon a su disposición tu obediencia y aceptación”.

Su nacimiento y su imamato
El Imam ‘Ali Ibn Muhammad, fue el décimo Imam, heredando el Imamato en el año 220 de la Hégira después del martirio de su padre, cuando contaba únicamente con ocho años de edad.
Aquellos que se entrevistaron con él dijeron: “Este honorable Imam era de altura media, tez blanca que tiraba a rojiza, ojos grandes, largas cejas y rostro radiante”.
El Imam vivió durante el gobierno de siete califas ‘Abbasíes; antes de ser Imam con ‘Abdullah Al-Ma’mun (198-218 H.) y su hermano Muhammad Al-Mu’tasim (218-227 H.). Y durante los años de su imamato durante el resto del gobierno de Al-Mu’tasim y el gobierno de Harun Al-Waziq (227-232 H.) hijo de Al-Mu’tasim, y el de Ya’far Al-Mutawakkil (232-247 H.) hermano de Al-Waziq, y Muhammad Al-Muntasir (247-248 H.) hijo de Al-Mutawakkil, y Ahmad Al-Musta‘iin (248-252 H.) hijo del tío paterno de Al-Muntasir, y Muhammad Al-Mu’tazz (252-255 H.), otro de los hijos de Al-Mutawakkil.
Mutawakkil fue el más acérrimo enemigo de la Gente de la Casa del Profeta, entre los ‘abbásidas. Odiaba a ‘Ali (P), el Amir de los Creyentes, a quien insultaba y maldecía públicamente. En sus banquetes tenía un bufón que ridiculizaba al Imam ‘Ali (P). En el año 237 del calendario musulmán ordenó destruir el santuario del Imam Husain (P). En su reinado, los descendientes de ‘Ali (P) padecieron de una extrema miseria.
Mutawakkil había puesto como gobernador de Medina a ‘Abdullah Ibn Muhammad, quien le envió informes falsos sobre el Imam Al-Hadi (P) acusándolo de conspirar contra su gobierno. Al enterarse, el mismo Imam le escribió al califa diciéndole que eran mentiras las acusaciones de ‘Abdullah. Al-Mutawakkil le mandó una respetuosa carta reconociendo su inocencia, elogiando al Imam y diciéndole que iba a destituir a ‘Abdullah Ibn Muhammad y a designar a otro gobernador, quien iría con órdenes de respetarlo y obedecerlo. Además le solicitó cortésmente que se trasladara de Medina a Samarra que en ese entonces era la capital de los ‘abbasíes. La intención de Al-Mutawakkil era vigilarlo de cerca y contrarrestar la influencia que el Imam poseía sobre la gente.
El Imam se mudó a Samarra y durante un tiempo fue tratado con honores públicos. Al-Mutawakkil quería hacerlo caer en alguna trampa, pero no pudo. No logró hacerlo participar en sus banquetes ni pudo encontrar los medios para acusarlo de conspiración. Finalmente éste murió y fue sucedido por otros ‘abbasíes. Durante el califato de Mu’tazz, el Imam Al-Hadi (P) murió envenenado.
Su limitación y martirio
Cualquier persona entendida al observar la vida del Imam Al-Hadi (P) comprende que este Inmaculado durante toda su existencia tuvo que enfrentarse a una situación muy amarga, sofocante y limitada, y claro está esta situación no fue especial de su época, sino que durante todo el gobierno de los Bani Umaiiah y el de los Bani ‘Abbas -a excepción de algunos períodos muy cortos- la situación fue la misma.
Los califas usurpadores pasaban por alto a la sociedad y a sus intereses, y a la gente la utilizaban como medio para llegar a sus propósitos. Durante el gobierno de los califas tiranos existía tal temor que la gente no tenía el aliento ni valentía suficiente para rebelarse en contra de esos sediciosos, y aprovechar de la guía de los Inmaculados Imames, así como fundar un gobierno islámico verdadero; por ello las relaciones entre la comunidad y el Imam se encontraban sumamente limitadas, y tal y como dijimos anteriormente el gobierno de esa época trasladó a la fuerza al Imam Al-Hadi (P) de Medina al centro del califato de esos días o sea Samarra, y tenía a este Inmaculado completamente bajo vigilancia.
A pesar de todo esto el Imam, soportando todos estos sufrimientos y limitaciones, nunca aceptó en lo más mínimo a esos opresores. Es evidente que la personalidad divina y situación social en la que se encontraba el Imam, así como la lucha negativa y la falta de cooperación por parte de él hacia con los califas, los disgustaba y provocaba temor en estos sediciosos. Los Bani ‘Abbas constantemente se encontraban disgustados por esta situación, y finalmente llegaron a la única solución: apagar la luz de Dios, o sea asesinarlo.
Así fue como el Imam Al-Hadi (P), al igual que sus honorables antepasados, no falleció de muerte natural y fue envenenado durante el califato de Al-Mu’tazz Al-’Abbasi.
Y fue el tercer día del mes de Rayab del año 254 de la Hégira que falleció y fue sepultado en su casa en Samarra, lugar donde posteriormente se constuiría un mausoleo a su memoria -conocido como la Mezquita Dorada- el cual fue destruido parcialmente con explosivos en el año 2006 d.C. por agentes del imperialismo sionista.
Al-Mu’tazz y sus seguidores trataban de mostrarse amistosos hacia el Imam; y al participar en la oración del muerto y el entierro del Imam ambicionaban cosechar a favor de sus viles propósitos, y engañando a la gente pretendían cubrir sus crímenes.
Según nuestras creencias shi’ítas, el siguiente Imam deberá realizar la oración del muerto para el Imam fallecido, y por ello antes de que el inmaculado cuerpo del Imam lo llevasen fuera de la casa, el Imam Hasan Al-’Askari (P) valioso hijo del Imam Al-Hadi (P) realizó la oración para su padre. Y cuando sacaron el cuerpo de la casa, Al-Mu’tazz envió a su hermano Ahmad Ibn Al-Mutawakkil para que ejecutara la oración del muerto en la calle llamada Abi Ahmad. Mucha gente participó en el funeral del Imam; todos lloraban y gritaban fuertemente.
Después de terminada la ceremonia regresaron el cuerpo de este Inmaculado a su casa y ahí lo enterraron.
Algunos informes y virtudes del Imam Al-Hadi (P)
‘Ali Ibn Muhammad al Naufali ha transmitido que Muhammad Ibn al Faraj Arrujjayi, uno de los eminentes shi’ítas de la época del Imam Al-Hadi (P) que había sido seguidor de Ar-Rida (P), un día recibió un mensaje del Imam Al-Hadi diciéndole: “Arregla tus asuntos y toma precauciones respecto de ti”. Arrujjayi se sorprendió por esto, pues no entendía a qué se refería el Imam. El informó: “Mis asuntos estaban en orden, y no sabía a qué se refería el Imam, hasta que me llegó un mensajero con ordenes de llevarme preso a Egipto y confiscar todos mis bienes. Permanecí en prisión durante ocho años. Luego me llegó otra carta del Imam mientras estaba en prisión, donde me decía: ‘No vayas al lado oeste de Samarra’. Me dije a mí mismo: Abu Al-Hasan (P) me escribe esto mientras estoy en prisión. Es ciertamente extraño. Unos pocos días después fui puesto en libertad. Luego le mandé a pedir al Imam que rogase a Dios para que mis posesiones me fuesen devueltas. El me contestó diciendo: ‘Tus bienes te serán devueltos, pero no debes preocuparte si esto no sucediera’”. Al Naufali reporta que esta carta no llegó hasta Arujjayi, pues él fue asesinado en Samarra antes de recibirla. Fue amortajado con una capa que el Imam al Al-Hadi (P) le había enviado de regalo unos días antes.
Al-Mutawakkil solía decir: “El tema del hijo de Ar-Rida (es decir el Imam al Al-Hadi-P-) me tiene harto. He tratado de hacer que beba conmigo y sea mi amigo, pero se ha negado sistemáticamente a esto. He intentado encontrar una ocasión para que esto se concrete, pero no he podido”. Uno de los presentes le dijo: “Si tú no encuentras en el hijo de Ar-Rida (P) la actitud que deseas, allí está su hermano Musa, el cual es un libertino, amante de la música. El come y bebe, ama y se divorcia, etc. Tráelo y haz que sea bien conocido. Empezarán a esparcirse rumores e informes sobre el hijo de Ar-Rida (P), y la gente no podrá distinguir de quien se trata realmente. Aquellos que conozcan a Musa, acusarán al Al-Hadi (P) de las mismas acciones”.
Mutawakkil ordenó que Musa fuera traído a Samarra con grandes honores y fuese recibido por todos los Bani Hashim y los jefes militares. Ordenó que le entregasen tierras y le construyesen una lujosa casa, la cual debía ser frecuentada por mercaderes de vino y bailarinas.
Luego que Musa fue traído y fueron expuestas todas estas muestras de generosidad, se encontró en una ocasión con su hermano ‘Ali Al-Hadi (P) en el puente de Uasif, un lugar en el cual la gente se reunía. El Imam lo saludó y le dijo: “Este hombre te ha traído la desgracia y ha disminuido tu dignidad. No admitas beber vino ante él. ¡Oh, hermano mío! ¡Teme a Dios, a fin de no cometer lo vedado!”. Musa le contestó: “El sólo me ha invitado para honrarlo y no existe ninguna trampa en mi contra”. El Imam (P) le replicó: “No disminuyas tu rango ni seas desobediente ante tu Señor, deseando aquello que sólo te echará a perder. Su único propósito es destruirte”.
Musa se negó a escucharlo. El Imam le repitió la advertencia y lo aconsejó, pero su hermano persistía en oponérsele. Cuando vio que no aceptaría su consejo, el Imam Al-Hadi (P) le dijo: “En cuanto a la reunión que deseas tener con él (con Al-Mutawakkil), nunca se concretará”.
Durante tres años Musa se dirigió al palacio del califa todos los días por la mañana y por la tarde, con el fin de reunirse con él. Pero siempre le daban una excusa por la cual Al-Mutawakkil no lo recibía. Luego de ese tiempo, Al-Mutawakkil murió y Musa nunca pudo lograr reunirse con el califa para intimar con él.[1]
Fuente:
[1] . http://arresala.org.br/es

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