El Imam Ar-Rida (P)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

“Si preguntasen: ¿Por qué se le ordenó a la creación reconocer a Dios, a Sus Mensajeros, a Sus Evidencias y todo cuanto ha venido de Su parte, Poderoso y Majestuoso?, se debe responder: por varias causas. En primer lugar, porque quien no reconoce a Dios, Poderoso y Majestuoso, no deja de desobedecerle, ni deja de cabalgar los grandes pecados, ni se cuida ante nadie de los deseos, disfrutando de la corrupción y la opresión. Cuando la gente se conduce de este modo, y cada hombre comete lo que quiere y desea sin tomar en cuenta a nadie, tenemos como resultado la total corrupción de la creación, pasando unos por encima de los otros. Así se usurpa la intimidad y los bienes; se derrama la sangre; se deshonra a las mujeres y se matan unos a otros sin motivos ni culpa. Esto provoca la ruina del mundo, la aniquilación de la creación, la pérdida de la agricultura y de la generación. Pues no tiene lugar la prohibición de lo corrupto y la exhortación de lo correcto, ni el impedimento de la deshonestidad, excepto después de conocer a quien ordena y veda. Si la gente fuese eximida del reconocimiento a Dios, no se consolidaría la exhortación al bien ni la prohibición de la corrupción, pues no habría nadie que ordenase y prohibiese.

Su nacimiento y nombramiento
Nació en Medina el 11 de Dhul Qa’da del año 148. Su madre se llamaba Tuktam fue conocida como una gran dama, inteligente, creyente y abstinente. Tuktam era una esclava traída de la zona de Maqrib.
Ante todo, nuestros Inmaculados Imames eran descendientes de los mejores padres, y fueron educados bajo la tutela de sobresalientes y virtuosas mujeres.
El Imam Ar-Rida (P) en el año 183 de la Hégira. (799 d.C.), después del martirio de su padre, el Imam Musa Al-Kadzim (P) en la cárcel de Harun, a la edad de los treinta y cinco años, tomó la guía del Imamato en sus manos y aceptó ser el líder de la gente.
El Imamato de este admirable hombre fue, al igual que los demás Imames, según lo dictaminado por el Mensajero del Islam y con la presentación de él por parte de su padre.
El Imam Al-Kadzim (P) antes de ser encarcelado, había determinado quién sería, después de él, el octavo Imam verdadero y prueba de Dios sobre la Tierra, para que sus seguidores y buscadores de la justicia no quedaran en la oscuridad, y no se desviaran.
Posición que ocupaba el Imam ante los califas de su época
El período del imamato del Imam ‘Ali Ibn Musa Ar-Rida (P) fue durante el califato de Harun Ar-Rashid y sus dos hijos Amin y Al-Ma’mun: diez años del califato de Harun, cinco años del califato de Amin y cinco más del califato de Al-Ma’mun.
El Imam en la época de Al-Ma’mun
En la época de Al-Ma’mun aparentemente era libre la instrucción, y los eruditos eran invitados al palacio del Califa. Las recompensas que Al-Ma’mun entregaba a los sabios y estudiantes, ocasionó que los instruidos lo respaldaran. Él organizaba reuniones en las cuales se argumentaba, debatía y aprendía y, durante su califato, las discusiones y polémicas científicas habían llegado a su esplendor. Además de todo esto, Al-Ma’mun se esforzaba por medio de algunos actos, de atraer la atención de determinados shiíes y seguidores del Imam.
A Al-Ma’mun, que era un hombre talentoso y sagaz, se le ocurrió que con un plan como el de nombrar al Imam Ar-Rida (P) su sucesor, o entregar el califato a una personalidad como él, podría asegurar los pilares inestables de su gobierno. Guardaba la esperanza que con este acto podría detener el levantamiento de los alíes y conseguir la aprobación de su gobierno por parte de ellos y, por otra parte, preparar a los persas para que lo aceptasen. Es obvio que ceder el califato o nombrar al Imam como su heredero, era un procedimiento político bien calculado, ya que es inconcebible que alguien que mata a su propio hermano para apoderarse del poder y no teme realizar en su vida privada ninguna falta o perversión, súbitamente se vuelva tan amante de la religión al grado que esté dispuesto a entregar el califato a otro. El mejor testigo del engaño y trampa de Al-Ma’mun fue cuando el Imam rechazó la propuesta, ya que si Al-Ma’mun hubiese sido sincero en sus palabras y actos, el Imam nunca hubiese rechazado el califato que era derecho exclusivo de los Imames.
Por lo tanto, cuando Al-Ma’mun quiso entregar el califato al Imam o cuando lo nombró su sucesor, no tenía buenas intenciones y en este juego político sus objetivos eran otros. Por un lado pretendía transformar al Imam a su gusto, ensuciar y menospreciar las virtudes y pureza de este Inmaculado, y por otro trataba de que el Imam aceptase ya sea el califato o la sucesión tal y como Al-Ma’mun pretendía, que en tal caso terminaría siendo una ganancia para Al-Ma’mun, ya que si el Imam aceptaba el califato, Al-Ma’mun pondría como condición ser el sucesor y con este proceder Al-Ma’mun demostraría que el califato le pertenecía a él y después en secreto y con ardides quitaría al Imam de su camino; y en caso de que el Imam aceptase la sucesión, los pilares del gobierno de Al-Ma’mun se fortalecerían ya que hubiese sido como si el Imam hubiese firmado su aceptación… El Imam en realidad escogió el tercer camino y a pesar de que se vio obligado a aceptar ser el sucesor del Califa, con un método especial de sí mismo mostró, por un lado, que Al-Ma’mun había alcanzado sus propósitos de acercarse al Imam y, por otro, evitó la toma legal del califato, mostrando a la gente que el gobierno de Al-Ma’mun era un gobierno sedicioso.
De Medina hacia Marv
Al-Ma’mun para designar al Imam como su sucesor, el año 200 de la Hégira (815 d.C.) ordenó que trasladasen al Imam Ar-Rida (P) de Medina a Marv.
La propuesta de Al-Ma’mun y la oposición del Imam
El Imam aparentemente de palabra había aceptado la sucesión del califato, pero en realidad la había rechazado, ya que había puesto como condición no aceptar ninguna responsabilidad y no intervenir en ninguna función. Al-Ma’mun había admitido las condiciones puestas por el Imam pero a veces se esforzaba para dar a la fuerza algunas tareas a este Inmaculado, y utilizarlo como medio para llegar a realizar sus propósitos, a lo que el Imam se oponía fuertemente y nunca cooperaba con él.
El martirio del Imam
Al fin, cuando Al-Ma’mun comprendió que de ninguna forma podría valerse del Imam para lograr sus metas, decidió matarlo. Al-Ma’mun sabía que mientras más tiempo transcurriera, se aclararía más el derecho del Imam y sus engaños. Por otro lado los ‘Abbásidas y seguidores de éstos, se encontraban descontentos con Al-Ma’mun por el hecho de haber nombrado al Imam sucesor del califato, inclusive para mostrar su descontento hicieron el juramento de lealtad hacia Ibrahim Ibn Mahdi ‘Abbasi en la ciudad de Bagdad. Fue así como el gobierno de Al-Ma’mun se vio en peligro desde diferentes perspectivas, y por ello planeó terminar con el Imam en secreto y envenenarlo para deshacerse de él, y así atraer la atención de los Bani ‘Abbas y sus seguidores. Después del martirio del Imam, escribió a los ‘Abbásidas: “Vosotros censurabais el por qué había yo nombrado sucesor del califato a Imam Ar-Rida (P), estén concientes de que él ha muerto. Entonces ¡obedézcanme!”.
Al-Ma’mun trató de ocultar la muerte del Imam a los seguidores y partidarios de éste, y con engaños intentó disimular su delito fingiendo que el Imam había fallecido de muerte natural. Pero la verdad no quedó oculta y los compañeros cercanos del Imam y sus allegados se enteraron de la verdad.
El cuerpo purificado del Imam fue sepultado en el mismo mausoleo que había sido enterrado Harun Ar-Rashid, y frente a la tumba de éste. El Imam Ar-Rida (P) fue martirizado el día 17 del mes de Safar del año 203 de la Hégira (24 de agosto de 818 d.C.); en ese entonces el Imam contaba con cincuenta y cinco años.
Las bendiciones de Dios, de los Profetas, los puros, los benévolos sean para él y su inmaculada alma.
Muestras de sabiduría del Imam Ar-Rida (P)
En un debate con cristianos, el Imam Ar-Rida (P) les dijo: “Sólo criticamos de Jesús (P) su debilidad en la devoción y su escasez de ayuno y oración… ‘El cristiano le dijo: ¡Por Dios! Has denigrado tu ciencia y debilitado tu argumento. Dices que Jesús ayunaba y rezaba poco, mientras que él siempre permanecía en ayuno y en oración nocturna’. Entonces el Imam (P) le replicó: ‘¿Y para quién ayunaba y rezaba?’” El cristiano (que sostenía la divinidad de Jesús -P-) se quedó callado y no supo qué responder.
El Imam Ar-Rida (P) tuvo la posibilidad de realizar una abierta difusión de las enseñanzas shiítas, aumentando en gran medida el número de los seguidores de la Gente de la Casa. Su prestigio fue tan alto, que los Imames posteriores fueron conocidos con el nombre de “Ibn Rida”, es decir, “hijo de Ar-Rida” y se los llamaban así para destacar su mérito y jerarquía ante la gente.
Algunas de sus sabias palabras
Para obtener una mejor remuneración y aprovechamiento de la sabiduría del Imam Ar-Rida (P) a continuación recordamos algunas de sus sabias palabras:
“El hombre se esconde bajo su lengua; entonces cuando habla, se da a conocer”.
“La administración y esperanza que tengas antes de iniciar un trabajo, te protegerá del arrepentimiento”.
“Mantener relaciones con los pérfidos y ruines, ocasiona que la persona se vuelva pesimista en cuanto a los benévolos y honestos”. “La enemistad con los siervos de Dios es una mala provisión para la otra vida”.[1]
 
[1] . http://arresala.org.br/es/

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