Imam Sayyad(p)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

El Islam ve al individuo en todo su contexto, lo cual significa que considera primero su relación con Dios y luego su relación con las criaturas de Dios. Lo importante para el individuo en su relación con Dios es que alcanza la salvación, o en otras palabras, que sigue la guía de Dios, la cual se basa en la Misericordia y se orienta hacia lo mejor de los intereses humanos. En resumen, el Islam le quita valor a la perspectiva individual dado que los seres humanos por sí mismos y mientras viven no pueden ver nada aparte de sus propios intereses inmediatos. Pero esta desvalorización del individualismo no es una devaluación del individuo, sino que, por el contrario, le da la máxima importancia dado que apunta a su felicidad en el otro mundo.

Su nacimiento, infancia y juventud
El Imam ‘Ali Ibn Al Husain (P) nació en Medina. Su madre fue Shahr Banu (Yahzanán)
El Imam ‘Ali Ibn Al Husain (P) vivió dos años bajo el Imamato de su abuelo, Amir Al Mu’minin (P), diez años durante el Imamato de su tío al Hasan (P) y otros once años durante el Imamato de su padre el Husain (P). De ellos aprendió todas las ciencias del Islam. Su Imamato había sido confirmado por el Profeta y los otros Imames. Su padre había dejado a Umm Salama, una de las esposas del Profeta (PBd), su designación por escrito.
Además fue el único hijo del Imam Husain (P) que sobrevivió, pues sus otros hermanos -‘Ali Akbar (25 años), Ya’far (5 años) y ‘Ali Asgar que era un niño de pecho- fueron martirizados durante a la masacre de Karbala.
El cuarto de los Inmaculados Imames tras su regreso a Medina, se apartó completamente de la vida pública, cerrando la puerta de su casa a los extraños y dedicándose enteramente a la adoración. El sólo mantenía contacto con algunos grandes de los shiítas tales como: Abu Hamzah Thimali, Abu Jalid Kabuli y otros semejantes. Ellos difundieron entre los Shi’ah las ciencias religiosas que aprendían del Imam. De esta manera el shiísmo se extendió considerablemente y mostró sus efectos durante el Imamato del quinto Imam. Entre los trabajos que el Imam Zain ul ‘Abidin (P) realizó se encuentra un libro titulado”Sahifatus Sayyadiah” que consiste en cincuenta y siete súplicas relativas a las más sublimes ciencias Divinas y es conocido como “Los Salmos de la Casa de Muhammad (PBd)”.
El Imamato de ‘Ali Ibn Husain (P)
Al Imam ‘Ali Ibn Al Husain (P) le tocó vivir una época muy dura para los Shi’as. Fue durante el reinado Omeya, tras la masacre de Karbala.
 El Imamato de ‘Ali ibn Husain (P) asumió dos formas: una de abierta difusión para esclarecer la verdad de lo acontecido en Karbala, lugar en el cual sus discursos en público impactaban a la gente haciéndole comprender la gravedad de lo ocurrido. La otra forma fue cerrada, limitada a la preparación de ciertos sabios y a la enseñanza por medio de súplicas, las cuales se han reunido en una obra llamada “Sahifatus Sayyadiiah”, conocida con el nombre de “Los Salmos de la Casa del Profeta”. Estas súplicas diseminaron sus enseñanzas entre los musulmanes, siendo un tesoro inagotable de sabiduría y piedad.
El Imam falleció envenenado el 25 del mes de Muharram del año 95 del calendario musulmán, a los cincuenta y siete años de edad, y fue enterrado en al Baqui’ junto a su tío, el Imam Hasan (P). Ejerció su Imamato durante treinta y cuatro años aproximadamente, bajo el gobierno de distintos califas Omeyas.
Primera etapa de su imamato: después de la masacre de Karbala.
Entre los supervivientes de la tragedia de Karbala, se encontraban el Imam Zain ul `Abidin y su tía, la hermana de su padre, Zainab Kubra (P), quienes jugaron el papel de portavoces para despertar la conciencia de la gente.
Imam Zain ul ‘Abidín (P), a pesar de que en el momento del martirio de su padre se hallaba enfermo (y es natural que hasta un tiempo después los síntomas de la enfermedad permanecían en su cuerpo) y a pesar de que se encontraba inmensamente acongojado por el martirio de su padre, hermanos y compañeros, esto no fue un impedimento para que llevase a cabo su tarea, y aprovechó cualquier oportunidad para concientizar a la gente.
Las gentes de Kufa al escuchar los sermones, ardientes como el fuego, de Zainab, de su hermana Umm Kulzum y de Fatimah Sughra, se sintieron avergonzados; lloraron y se lamentaron; entonces Imam Zain ul ‘Abidín (P) hizo una señal y todos guardaron silencio. Después de alabar a Dios, Glorificado sea, y saludar al Mensajero de Dios dijo:
¡Oh gente! ¿Con qué cara vais a presentaros frente a Muhammad (PBd) el Día de la Resurrección, y qué contestaréis cuando os diga: -Vosotros matasteis a mi familia y no me respetasteis pues vosotros no sois de mi comunidad”.
Las palabras del Imam, al igual que una tormenta disturbaron y agitaron a la gente de Kufa. Repentinamente se escucharon gritos y lamentos aquí y allá. La gente lloraba, unos a otros se reprochaban: “que despreciables y desafortunados sois y no lo comprendéis”.
Así fue como el Imam despertó sus conciencias adormecidas, haciéndolos conscientes de sus actos, personificando para ellos la inmensidad de la tragedia.
Sus cualidades morales
1. Imam As-Sadiq (P) -el sexto de los Inmaculados Imames- narra: “En Medina había un bufón que con sus gracias y burlas hacía reír a la gente y él mismo decía: ‘Hasta hoy no he podido hacer reír a `Ali Ibn Al Husain”’. Un día que pasaba cerca del Imam, le arrebató la capa que llevaba sobre sus hombros, desapareciendo en seguida. El Imam no reaccionó ante el mal comportamiento de este hombre, teniendo que ser sus compañeros los que rescataron la prenda y la devolvieron al Imam, quién preguntó: ‘¿Quién es ese hombre?’. Dijeron: ‘Es un bufón que hace reír a la gente’. Entonces el Imam dijo: ‘Díganle que Dios Todopoderoso tiene un día en que los burlones, absurdos e injuriosos se darán cuenta del mal que hicieron’”.
2. Así también este mismo Imam (P) dijo: “Ninguno de los descendientes de ‘Ali (P) se le parecía tanto físicamente, en la forma de vestir, y en su inteligencia, como ‘Ali ibn Al Husain (P). Un día, su hijo Abu Ya’far (Muhammad al Baquir -P-) se dirigió hacia él mientras realizaba sus devociones. El Imam ‘Ali Zain ul ‘Abidín (P) estaba pálido por haber pasado la noche llorando. Sus ojos habían consumido todas sus lágrimas después de haber permanecido despierto toda la noche. Su frente estaba magullada y plana de tanto prosternarse. Sus piernas y pies estaban entumecidos por haber estado rezando durante un largo tiempo. Abu Ya’far (P) -el quinto de los Inmaculados Imames- reportó: ‘Al verlo en ese estado, no pude contener mi llanto y lloré, que Dios tenga misericordia de él. Lo vi meditando un rato y luego él me dijo: ‘¡Oh, hijo mío! Tráeme los manuscritos en los que figura la devoción de ‘Ali ibn Abi Talib (P)’. Se los llevé y estuvo leyéndolas por un rato. Luego los dejó con exasperación y dijo: ‘¿Quién es lo suficientemente fuerte como para realizar la devoción de ‘Ali ibn Abi Talib (P)?””.
El Imam, educa e instruye a los musulmanes
Después de lo sucedido en Karbala y después de su regreso a Medina, Imam Zain ul ‘Abidín (P) se apartó completamente de la vida pública, cerrando la puerta de su casa a los extraños y dedicándose enteramente a la adoración. El sólo mantenía contacto con la elite de los Sihítas, Abu Hamzah Thimmali, Abu Jalid Kabuli y otros semejantes. Ellos difundieron entre la Shi’ah las ciencias religiosas que aprendían del Imam. De esta manera el shiísmo se extendió considerablemente y mostró sus efectos durante el Imamato del quinto Imam. Entre los trabajos del cuarto Imam se encuentra un libro titulado“Sahifatus Sayyadiah” que consiste en cincuenta y siete súplicas relativas a las más sublimes ciencias Divinas y es conocido como “Los Salmos de la Casa de Muhammad”.
El Shaij at-Tusi nombra a ciento setenta de los seguidores del Imam que se dedicaron a propagar los dichos y narraciones de este Inmaculado Imam.
 “Sahifatus Sayyadiah”
Esta obra contiene súplicas y ruegos, a Dios, Glorificado sea, para que nos ayude a resolver nuestros problemas y satisfacer nuestras necesidades. Por ello, cuando el hombre siente que sus dificultades no tienen solución, cuando se siente en un callejón sin salida, espontáneamente extiende sus manos al cielo y pide e implora a Dios -un poder superior y misericordioso- Su ayuda. Y realmente que este hecho proporciona a nuestra alma tranquilidad, disminuyendo el miedo y la preocupación, y fortaleciendo nuestro espíritu.
El Islam utiliza esta percepción natural para dirigir y educar a la humanidad. Los Inmaculados Imames, por medio de las súplicas y los ruegos que dejaron como recuerdo, educan a sus seguidores en las creencias correctas, igualmente muestran el medio para la curación de las enfermedades y misteriosos complejos del alma humana.
Entre las súplicas y ruegos que dejaron como recuerdo nuestros guías, se encuentra la luminosa obra del cuarto de nuestros queridos Imames, Zain ul `Abidin (P), el “Sahifatus Sayyadiah”.
Han sido escritas muchas explicaciones tanto en árabe como en farsi respecto al “Sahifatus Sayyadiah”. El difunto `Ulamah Shaij Aqa Buzurg Tehrani en su preciada obra “Adh-Dhariah” nombra aproximadamente setenta interpretaciones respecto al “Sahifatus Sayyadiah”.[1].
[1] . http://arresala.org.br/es

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