Vida del Imam Ali(p)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

La mayoría de los sabios islámicos concuerdan en que el primer hombre que creyó en la palabra y misión del Profeta (PBd) fue el Imam ‘Ali (P). Este se crió de pequeño en la casa de su primo Muhammad (PBd). Él lo educó como un padre cariñoso que desea lo mejor para su hijo.

‘Ali (P) fue el primer hombre en declarar su creencia en Dios y Su Mensajero. ‘Ali (P) estuvo con Muhammad (PBd) cuando éste comenzó a predicar el Mensaje.

Imam Ali Ibn Abi Táleb (A.S.)
Su nacimiento
Estaban sentados Abbas, el hijo de Abdul Muttalíb y algunos otros, frente a la Ka’ba. Fátima, hija de Asad, se acercó a la Casa de Dios, se detuvo frente a ella y dijo: “¡Oh, Dios! Creo en Ti, en Tus Enviados y en los Libros que ellos transmitieron. Doy fe de las palabras de Abraham (P) y de las de su abuelo, así como que esta Casa ha sido construida en Tu servicio. A Ti, por él y por este niño que llevo en mi vientre, te ruego facilites su alumbramiento”. En ese preciso instante, una de las paredes de la Ka’ba se abrió, ante los propios ojos de los testigos para su asombro, y aquella mujer avanzó hasta entrar en ella.
De inmediato, la pared se cerró. Rápidamente fueron hacia allí con el fin de abrir la puerta de la Casa Sagrada, pero no pudieron. Luego comprendieron que la Orden de Dios se había hecho presente.
Cuatro días después, aquella preciada mujer salió de la Ka’ba con un bebé, al que acunaba entre sus brazos. Ella decía: “Escuché un mensaje oculto, se llamará ‘Ali”.
Este acontecimiento milagroso tuvo lugar un viernes 13 de Rayab, año 30 de ‘Amul Fil (el Suceso del Elefante), 23 años antes de la Hiyrat (Hégira).
Su infancia
En cierta oportunidad, Muhammad (PBd) pidió permiso a su tío Abu Talíb para llevarse con él a su primo ‘Ali (P). Su principal objetivo era formarlo en sus elevados principios éticos.
Dijo el Comandante de los Creyentes, ‘Ali Ibn Abi Talíb, años después: “Todos conocen mi posición y cercanía al Mensajero de Dios. Él me crió, me tuvo entre sus brazos, solía abrazarme y colocar mi cabeza sobre su pecho. Yo olía su dulce perfume y aprendí de él su conducta y moral (impecables)”.
‘Ali (P), el primer hombre musulmán
La mayoría de los sabios islámicos concuerdan en que el primer hombre que creyó en la palabra y misión del Profeta (PBd) fue el Imam ‘Ali (P). Este se crió de pequeño en la casa de su primo Muhammad (PBd). Él lo educó como un padre cariñoso que desea lo mejor para su hijo.
‘Ali (P) fue el primer hombre en declarar su creencia en Dios y Su Mensajero. ‘Ali (P) estuvo con Muhammad (PBd) cuando éste comenzó a predicar el Mensaje.
En todo momento acompañó al Profeta para ayudarlo y protegerlo de sus enemigos. Él se encargaba de poner por escrito las aleyas del Sagrado Corán y las analizaba con el Profeta en cuanto eran reveladas por el Ángel Gabriel.
 ‘Ali (P) y el Corán
Con la finalidad de demostrar la grandeza de Su Creación, Dios juró por sus criaturas en diversas suras coránicas. En este caso, en la sura “La Estrella” (An-Naym) jura por la estrella. ¿Y qué significa Naym?
Naym tiene muchos significados, entre ellos se lo emplea para hacer juramentos.
Una de las famosas interpretaciones que encontramos, es el juramento a Muhammad (PBd), quien fuera una luz que Dios hizo descender para iluminar este mundo. Muhammad (PBd) dijo: “‘Ali y yo somos una sola luz”.
La primera sura que Muhammad leyó en voz alta fue la sura Naym.
Un designio divino
Una noche, en la casa de Muhammad (PBd), se realizó una reunión, en la cual el Profeta había informado a la gente que cerca del amanecer caería una estrella en la puerta de una casa, enfatizando además, que la persona que viviera en esa casa iba a ser su mejor compañero. La gente, frente a esta noticia, desesperó, y permaneció toda la noche despierta. Esta estrella luminosa cayó en la casa del Imam ‘Ali (P). De este modo, el Imam ‘Ali (P) se convirtió en el mejor compañero del Profeta (PBd).
Sus dichos
“Quien fomenta la avaricia y la codicia, invita a la degradación.
Quien siempre habla de su pobreza y mala suerte, estará siempre humillado.
Quien no controla su lengua, tendrá, a menudo, complicaciones y molestias”
“La riqueza convierte a todos los países extranjeros en tu patria nativa, mientras que la pobreza convierte a tu patria en una tierra extraña”.
“La más poderosa relación es la que se da entre el ser humano y Dios”.
“Entregarse a Dios y aceptar Su deseo, son las mejores actitudes”.
“La sabiduría es la herencia más noble”.
“No todas la flechas de tus deseos darán en el blanco”.
“Antes de averiguar acerca de las condiciones de la casa en la que vas a vivir, ante todo, averigua qué clase de gente son tus vecinos”.
“Pobre es quien no tiene amigos”.
“Él ser humano es una criatura maravillosa: ve por medio de un tejido adiposo, oye por medio de un hueso, habla por medio de un trozo de carne”.
“Si consigues superioridad y dominio sobre tu enemigo, en agradecimiento a Dios por ello, perdónalo”.
Su martirio
En el cuarto año de la Hégira, algunos de los “yauariy” (grupo que durante la batalla de Siffín, librada contra Mu’awiah, se separó de las fuerzas del Imam ‘Ali al ser engañado por aquel jefe de Bani Umaiiah), se reunieron en la Meca y planearon un complot para matar a ‘Ali (P), Mu’awiah, y ‘Amru ‘Ass, en Sham (Damasco) y Misr (Egipto), a una hora determinada.
Al amanecer, cuando el Imam ‘Ali (P) entró a la Mezquita, en el momento en que estaba realizando la oración del alba, y apareció la espada envenenada y la sangre sedienta del peor de los hombres, Ibn Mulyam. Cuando la espada de éste hirió la frente luminosa del Imam, lo primero que dijo fue: “Fuztu ua rabbil ka’ba” (he triunfado, por el Dios de la ka’ba!).
Entonces, llevaron al Imam ensangrentado, a su casa. Estuvo dos días postrado en su lecho y en todo momento pensaba en la rectitud y felicidad de los hombres.
Y dos días después, la noche veintiuno del mes de Ramadán, en el año cuarenta de la Hégira, encontró su martirio.
Sepultaron su inmaculado cuerpo en la Sagrada tierra de Nayaf, a la que hoy, los corazones de los musulmanes, en especial de los shí’as, desean fervientemente visitar.
Sus últimas palabras
En sus últimos momentos legó un testamento a sus hijos, sus parientes y también a todos los musulmanes, que entre otras cosas dice:
“…A ustedes les aconsejo el temor a Dios, y el orden en vuestros asuntos. Procurad siempre la unión y la rectitud entre los musulmanes.
No os olvidéis de los huérfanos, observad los derechos de vuestros vecinos. Estableced al Corán como programa de vuestras propias acciones.
Amad la oración que es el pilar de vuestra religión.
Combatid y sacrificad en el camino de Dios con vuestras riquezas, vuestras lenguas y vuestras personas. ¡Uníos!..[1]
[1] . http://arresala.org.br/es/

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