Busqué el Paraíso, y lo encontré en la generosidad.
Busqué la salud y el bienestar, y los encontré en el retiro y recogimiento.
Busqué que pesase la balanza [de mis buenas obras en el día del Juicio], y lo encontré en testimoniar que no hay más divinidad que Dios y que Muhammad es el Mensajero de Dios.»
Busqué apresurar mi entrada al Paraíso, y lo encontré en el trabajo sincero para Dios Altísimo.
Busqué el amor a la muerte, y entonces lo encontré en donar los bienes para satisfacción de Dios y en el camino de Dios.
Busqué la dulzura de la adoración, y la encontré en el abandono del pecado.
Busqué ser blando de corazón, y lo encontré en el hambre y la sed [del ayuno].
Busqué la luz del corazón, y la encontré en la reflexión y el llanto.
Busqué atravesar con facilidad el puente [del Paraíso], y lo encontré en la limosna y la caridad.
Busqué la luz del rostro, y la encontré en la oración de la noche.
Busqué la virtud del yihad, y la encontré en la manutención de la familia.
Busqué la amistad con Dios el Altísimo, y la encontré en la enemistad con los pecadores.
Busqué el señorío y la grandeza, y los encontré en buscar el bien para los siervos de Dios.
Busqué la serenidad del corazón, y la encontré en la pequeñez de mi riqueza.
Busqué las obras valiosas, y las encontré en la paciencia.
Busqué el honor y la gloria, y los encontré en la ciencia y el estudio.
Busqué la adoración, y la encontré en la templanza.
Busqué la calma, y la encontré en la devoción.
Busqué la superioridad y la grandeza, y las encontré en la humildad.
Busqué la honra, y la encontré en la sinceridad.
Busqué la humildad, y la encontré en el ayuno.
Busqué la riqueza, y la encontré en la conformidad.
Busqué el compañerismo y la hermandad, y las encontré en la lectura del Corán.
Busqué la compañía y el diálogo con la gente, y las encontré en la complacencia.
Y busqué la satisfacción de Dios, y la encontré en la bondad hacia los padres.
(Fuente:Mustadrak Al-Wasâ’il, T12, 173)
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