Historias de los arrepentidos (parte 7)

Mié, 04/11/2018 - 06:38
arrepentimiento

Todo ser humano puede alcanzar la salvación adorando a un solo Dios. Permanecer conectado con Dios y arrepentirse de los errores y faltas es el camino hacia la salvación. Todos somos humanos, y a veces tendemos a perder el camino por un tiempo. Es verdaderamente alentador saber que la puerta al arrepentimiento está siempre abierta, es más, Allah es realmente feliz cuando uno de Sus esclavos se arrepiente.
Dios, el Creador, conoce a la perfección a la humanidad, Él conoce nuestras imperfecciones y nuestros defectos, y por ello ha prescrito para nosotros el arrepentimiento y ha dejado abierta la puerta para el arrepentimiento hasta que el Sol salga por el occidente (al acercarse el Día del Juicio).

El ebrio y el arrepentimiento
Faid al Kâshâni, quien es un dechado de virtudes, sabiduría, visión y entendimiento, dice en su valioso libro al Mahaÿatul-Baidâ narra: “cierta vez un alcohólico se reunió con algunos de sus amigos, le dio cuatro dirhames a  su sirviente y lo mandó a comprar algunas frutas para su fiesta. El sirviente pasó por la casa de Mansur ibn ‘Ammâr mientras le pedía a la gente que le ayudara a un hombre pobre. Dijo: “quien le de cuatro dirhames a este hombre le ofreceré cuatro oraciones”. El sirviente le dio los cuatro dirhames al hombre. Mansur le dijo: “¿qué quieres que pida por ti?”, el sirviente dijo: “quiero liberarme de mi amo”. Mansur pidió por eso, y luego le preguntó, “¿qué otra cosa quieres?”, el hombre le dijo, “que Dios me compense los cuatro dirhames”, así que Mansur oró por eso. Le inquirió de nuevo al esclavo, “¿qué otra cosa?”, este le respondió, “Que Dios acepte el arrepentimiento de mi amo”, en efecto Mansur oró para que eso se cumpliera. Luego preguntó al sirviente acerca de su otra petición, este le dijo, “que Dios me perdone a mí, a mi amo, a ti y a toda la gente”. Mansur elevó su oración y el muchacho se fue. Al llegar a la casa de su amo, este le preguntó por qué se había tardado tanto. El esclavo le explicó lo que había acontecido. El amo le preguntó cuales eran las peticiones que le había hecho a Mansur. El esclavo le dijo: “pedí por mi libertad”, su amo le dijo: “eres libre desde ahora. ¿Cuál era la otra cosa?”, “que Dios compensara los cuatro dirhames que le di al hombre pobre”, dijo el esclavo. “te doy cuatro mil”, dijo el amo. “¿Cuál es la otra cosa?”, “que Dios acepte tu arrepentimiento”, dijo el esclavo. Ante lo cual el amo dijo, “desde ahora me arrepiento y me torno hacia Dios. ¿Cuál es la cuarta cosa?”. El sirviente respondió, “que Dios me perdone a mí, a ti, a Mansur y a toda la gente”. El amo le dijo, “esa cuarta cosa no me corresponde a mi”. Cuando este hubo ido a dormir, escuchó en su sueño que alguien le dijo, “has hecho lo tuyo. ¿Piensas que no he hecho lo mío? Te he perdonado a ti, a tu sirviente y a toda la gente del momento”.(Historias de los arrepentidos Por: Husain Ansâriyân)

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