El valor del intelecto

Vie, 05/05/2017 - 07:50

El conocimiento de la realidad del mundo de la existencia y los secretos que éste oculta, así como el desvelamiento de los distintos niveles de los Nombres y los Atributos de la Sagrada Verdad; la relación existente entre la Esencia del Creador y los mundos contingentes y, como consecuencia-

Los grandes sabios divinos y filósofos islámicos, gracias a que han alcanzado estos grados de realización, han sido capaces de soportar todo tipo de dificultades, así como los insultos y las descalificaciones de las gentes ignorantes a su misión, centrada en la tarea de facilitar el acceso a las elevadas ciencias divinas y a los mundos desconocidos de la realización a quienes transitan los caminos de la espiritualidad.
El conocimiento de la realidad del mundo de la existencia y los secretos que éste oculta, así como el desvelamiento de los distintos niveles de los Nombres y los Atributos de la Sagrada Verdad; la relación existente entre la Esencia del Creador y los mundos contingentes y, como consecuencia de ello, el tipo de relación existente entre el ser humano y la fuente de la existencia; el conocimiento de la sustancia existencial del ser humano y la identidad de su naturaleza con la de la fuente de la creación; la percepción de la realidad del Califato divino y las características del retorno del ser humano a la Esencia del Creador; el desvelamiento de los secretos del mundo de la existencia y la elevación del ser humano a los diferentes grados del viaje espiritual hacia Dios y la unión con realidad esencial del Ser Necesario; la aniquilación en la realidad y la ipseidad de la Sagrada Verdad; la inmersión en el nivel de la Unicidad y la permanencia en Dios en la senda de los mundos de los Nombres y los Atributos, que es el nivel más elevado de perfección del ser humano, residen completamente en el depósito de la percepción de la gnosis teórica, de las proposiciones filosóficas y de los fundamentos de la sabiduría filosófica y de la gnosis islámica.
Los sabios más famosos de la shia y las grandes personalidades del mundo islámico, como Abu Ali Sina y Al-Farabi, Mulá Sadrá Shirazí y Muhid Din ibn Arabi, Sadr ud-Din Quniawí, Shehab ud-Din Sohrawardí, Maulana Yalal ud-Din Baljí, Hafez Shirazí, Ibn Fáres Mesrí y el resto de los grandes gnósticos y filósofos islámicos, especialmente los últimos, por ejemplo, los fallecidos Ajund Mulá Huseyn Qulí Hamadaní, Hayy Mulá Hadí Sabzobarí, Seyyed Ali Qadí, Al.lamah Tabatabaí y Al.lamah Tehraní y otros, han dedicado toda su vida para llegar a esta meta elevada y, dedicando años de esfuerzo intelectual y de práctica espiritual, han descorrido las cortinas de la ignorancia y de la ilusión una tras otra y han alcanzado las cimas más elevadas de de la gnosis y de la contemplación.
La escuela que rechaza el intelecto y la filosofía se priva a sí misma del más valioso de los dones divinos y de los fenómenos del mundo de la existencia y se condena con ello al extravío.
En estos tiempos, ha aparecido la escuela que se denomina Tafkik (Separacionista) que niega la cualidad que el intelecto posee como prueba de Dios y su capacidad para diferenciar la verdad de la falsedad y la imposibilidad de alcanzar los grados de la gnosis y para conocer el mundo de ser, calificándole de incompleto y carente de capacidad, condenando así al olvido este principio claro en el orden de la creación humana, y dejándole de lado.
Quienes se reclaman seguidores de este método desviado no sólo no poseen el más leve aroma de los fundamentos filosóficos y de los silogismos demostrativos intelectuales, sino que les falla el intelecto y están totalmente fuera de lugar respecto al resto de los conocimientos islámicos y al conocimiento correcto de las verdades de la sharía islámica.
En esta escuela, el intelecto se utiliza puramente para funciones parciales. Y, debido a un conocimiento primario y superficial de los elevados principios y del noble profeta, piensan que su función ha terminado y que queda como un dato de la historia y que no quedarán restos de los grados espirituales del ser humano, de la senda científica y de las creencias, de la teología, de la filosofía y la gnosis.
En esta escuela, lo mismo que entre los seguidores del pensamiento Asharí, la balanza en la que pesar las acciones se limita a los actos rituales de adoración y punto, sin ningún tipo de entendimiento y percepción y sensibilidad en relación con los elevados aspectos de la gnosis, el mundo de la revelación y la reglamentación islámica.
En esta escuela, la balanza para valorar el conocimiento de la persona de lo divino y de la esencia sagrada de la Verdad queda limitada a la comprensión de las obligaciones comunes, a la realización de los actos rituales y nada más.[1]
[1] . El núcleo de los núcleos, pag 71

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