Después del martirio del Imam Husain (P), la honorable señora Zaynab (P), a pesar de todos sus sufrimientos, cuando vio el cuerpo masacrado de su hermano (P), volvió el rostro hacia el cielo, y dijo: “¡Oh Dios! ¡Acepta este sacrificio de nosotros!”. Estas palabras fueron como un gran golpe contra los enemigos, y este fue el comienzo de su total y absoluta desgracia. Las palabras sabias y valientes de la honorable señora Zaynab (P) en Kufa y Sham debilitaron las bases del Gobierno Omeya; hasta tal punto que ellos perdieron toda su legitimidad ante los ojos de la gente. Después de que los cautivos de Karbalá entraron a Kufa, fueron llevados al Palacio de Ubaydul-lah Ibn Ziyad. La honorable señora Zaynab (P) estaba entre los cautivos, en un costado, pero no visible al público. Ibn Ziyad la señaló y preguntó, "¿quién es esta mujer?"
Alguien respondió: "Esta es Zaynab, la hija de 'Alí, el Príncipe de los Creyentes."
Ibn Ziyad le preguntó, "¿qué piensas acerca de lo que Dios le hizo a tu familia?"
Ella dijo, "¡No vi nada sino el bien. Estas son personas para quienes el martirio estaba escrito. Ellos fueron a donde Dios quiso que fueran. Dios los reunirá a ellos y a ustedes en el Día del Juicio. Entonces, ustedes verán lo que Dios les hará el Día del Juicio. ¡Ay de ti, Oh hijo de Maryana!"
La honorable señora Zaynab (P) llamó a Ubaydul-lah Ibn Ziyad con el apodo de "hijo de Maryana", sin mencionar el nombre de su padre, una expresión entre los árabes que implica la ilegitimidad del nacimiento de una persona.
La honorable señora Zaynab (P) dijo dirigiéndose a Ibn Ziyad: "¡En verdad has matado al señor de mi familia! ¡Has cortado todas las raíces de mi familia! ¡Si esto es lo que te satisface, entonces sí que estás satisfecho!"
Igualmente, en Sham en respuesta a las preguntas de Yazid, la honorable señora Zaynab (P) le dijo: “Si no fuera por el hecho de que estoy forzada a hablar contigo, nunca le respondería a una persona malvada e inferior como tú. Tú has realizado todos tus esfuerzos contra nosotros, pero nunca podrás apagar nuestra luz”.
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