Para realizar obras importantes y eficientes, uno requiere de una fe fuerte que le dé bastante capacidad para tolerar las dificultades en el camino de Dios. La fe, siempre es comparada con una luz que ilumina el corazón del creyente, aumenta su sabiduría y lo protege de cometer errores y faltas en su vida.
Leemos en un hadiz narrado por el Profeta (PBD): “La fe tiene dos partes, una parte es paciencia y otra parte es agradecimiento.” Esto significa que una persona que carece de algunas bendiciones y facilidades debe tener paciencia y la persona que tiene algunas bendiciones, debe agradecer a Dios usando estas bendiciones en forma debida y correcta.
La vida de este mundo está llena de bendiciones, problemas, y dificultades. Todas estas cosas, siendo bendiciones o dificultades, son medios por los cuales Dios prueba a Sus siervos. Hay algunas personas que se quejan y desagradecen tan pronto como les caen algunas aflicciones y pierden su esperanza en el tiempo de las dificultades. Por otro lado, hay personas que tienen paciencia en las dificultades, y son agradecidas con Dios, bajo cualquier condición. Se puede afirmar que el ser humano, durante todos los momentos de su vida, está sujeto a una prueba divina, y esta prueba es una de las leyes fijas de la creación de este mundo.
Un ejemplo verdadero de la fe y paciencia, se ve claramente en la conducta de la honorable señora Zaynab (P), quien no perdió su paciencia en las dificultades de la tragedia de Karbala, e incluso, después del martirio del Imam Husain (P) en el día de Ashûra, cuando llegó a los cuerpo de los mártires de Karbala, puso su mano debajo del cuerpo sangriento de su hermano, lo levantó un poco y dijo: “¡Oh Dios! ¡Acepta este sacrificio de nuestra parte!”.
Con tantas escenas desgarradoras y trágicas que había visto la honorable señora Zaynab (P), especialmente su encuentro con los cuerpos masacrados de los mártires de Karbala, nadie esperaba que ella mostrase tanta paciencia y tranquilidad. La honorable señora Zaynab además de soportar sus propios dolores, trataba de conciliar los dolores de otros sobrevivientes de la caravana de Karbala.
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