¡Dios mío! Te pido para ellos el éxito

Vie, 05/05/2017 - 07:48

“Te pido, ¡oh Dios mío! por Tu Nombre ante el cual se someten los cielos y la Tierra, con el cual vivificaste las cosas muertas e hiciste morir a todos los seres vivos, con el cual reuniste todo lo disperso, con el cual dispersaste todo lo reunido, con el cual completaste -

 “Te pido, ¡oh Dios mío! por Tu Nombre ante el cual se someten los cielos y la Tierra, con el cual vivificaste las cosas muertas e hiciste morir a todos los seres vivos, con el cual reuniste todo lo disperso, con el cual dispersaste todo lo reunido, con el cual completaste las palabras, con el cual mostraste los más grandes signos, con el cual Te volviste hacia los arrepentidos, con el cual frustraste las acciones de los corruptos de manera que las dispusiste como polvo esparcido, y les aniquilaste de sobremanera… Que bendigas a Muhammad y a la familia de Muhammad, y que dispongas a mis seguidores entre aquellos a quienes les fue impuesta una carga y fueron leales, y al haber sido inquiridos se expresaron confiados y seguros.
¡Dios mío! Te pido para ellos el éxito de la gente de la recta guía, las acciones de la gente de la certeza, las exhortaciones de la gente del arrepentimiento, la resolución de la gente de la perseverancia, la piedad de la gente del temor divino, y el sigilo de los veraces, de manera que Te teman, ¡Dios mío!, de una manera que les resguardes de desobedecerte; de manera que actúen obedeciéndote para así lograr Tu magnanimidad; de manera que exhorten para Ti, en Ti y por temor a Ti; de manera que por Ti brinden sinceros consejos para un arrepentimiento en amor a Ti, lo cual les conlleve Tu amor que decretaste para los arrepentidos; de manera que se encomienden a Ti en todos sus asuntos al suponer bien de Ti; y de manera que Te deleguen sus asuntos confiando en Ti. ¡Dios mío! No se logra obedecerte sino mediante el éxito que Tú brindas; no se obtiene ninguno de los grados de lo bueno sino a través tuyo. ¡Dios mío! ¡Oh Dueño del Día de la Religión, Quien conoce lo que ocultan los pechos de las criaturas! ¡Purifica la Tierra de la impureza de la gente de la idolatría! ¡Y enmudece a los que mienten al decir falacias sobre Tu Mensajero. ¡Dios mío! Derrumba a los arrogantes; devasta a los falsarios, aniquila a los embusteros a los que cuando se les recita las aleyas del Misericordioso dicen «son fábulas de los antiguos»; y ejecuta para mí Tu promesa. Ciertamente que Tú no faltas a la promesa…”.(Del Imam Hadi p)[1]
[1] . Las Virtudes Morales del Profeta del Islam y de la Gente de su Casa,p,174

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