Introducción
En Este enlace hemos señalado que los filósofos y teólogos que sostienen la existencia de la Divinidad han elaborado muchos argumentos para demostrar el ser de Dios Altísimo. De entre ellos hemos escogido para explicar aquí un razonamiento que requiere de menor· cantidad de conocimientos previos, y cuyo resultado es más rápido de alcanzar.
Pero debe tenerse en cuenta que este razonamiento sólo demuestra la existencia de Dios bajo la forma de un Ser Necesario y Autosuficiente con respecto a otro creador.
Otros Atributos divinos, tales como los denominados positivos o negativos, como ser Su Sabiduría o inmaterialidad, Su Eternidad e inespacialidad, deben probarse por medio de otros razonamientos.
Consumación del razonamiento
Considerando las premisas enunciadas y probadas, enunciamos a continuación el razonamiento: Cada cosa que pueda considerarse existente no escapa a uno de los siguientes dos estados: o su existencia es necesaria y existe por sí misma (denominándose entonces, según la terminología filosófica, "ser necesario"), o bien su existencia no es necesaria y depende de otro ser (y se la denomina "ser contingente"). Es obvio que si la existencia de un ser es imposible, jamás existirá y por ende no se considera su ser.
Por lo tanto, todo ser es necesario o contingente. Analizando la categoría "ser contingente" se aclara el hecho de que cada miembro de esta categoría es efecto y necesita de una causa, porque si un ser no existe por sí mismo, forzosamente habrá de existir por medio de otro, como un atributo que se afirma por otro y no por sí mismo.
El concepto de la ley de causalidad también es así. Según este concepto, cada ser dependiente y contingente necesita de una causa, no que cada ser (en general) necesite una, de modo que se diga, entonces, que también Dios necesita de una causa, o que la creencia en un Dios sin una causa equivale a violar la ley de causalidad. Por otra parte, si cada ser fuera contingente y necesitase de una causa, ningún ser podría existir. Esta hipótesis, como dijimos, equivale a suponer por ejemplo, que cada persona de un grupo condicione el comienzo de su acción a la acción de algún otro, dejando sin efecto de esta forma el accionar de todo el grupo. Si ello ocurre obviamente que ningún acto tendrá lugar. Por lo tanto, la existencia de seres reales (no ideales o mentales) implica por sí misma la existencia del ser necesario.
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