Los seguidores de Yazid

Yazid fue el segundo califa de la Dinastía Omeya, que alcanzó el poder después de su padre Mu'awiya y gobernó durante casi cuatro años.El corto reinado de Yazid, fue un período de gran agitación. La libertad social y política en su época fue tan limitada. “La conducta de Yazid era igual que la de Faraón, sin embargo, Faraón era más justo que Yazid entre su pueblo".[1]
Yazid antes de llegar al Califato tenía reputación de ser jugador, cantante, y bebedor. En muchas fuentes, Yazid se ha introducido como una persona inmoral y corrupta. Además de que los miembros de Ahlul-Bait (P) lo rechazaban, figuras sunitas también se negaron a jurarle lealtad a Yazid. 'Abdul-lah el hijo de 'Umar dijo al respecto: "¡¿Juramos lealtad a una persona que juega con los monos y perros, bebe vino, y comete abiertamente actos malignos?!”[2]
Uno de los crímenes más horribles en la historia del Islam, es el suceso de Ashûra, que tuvo lugar durante el Gobierno de Yazid. En el mes de Dul-Hiyya del año 60 de la hégira, el Imam Husain (P), después de haber recibido numerosas cartas de la gente de Kufa, quienes le habían prometido lealtad y apoyo, decidió viajar a Irak junto con su familia y compañeros.
Yazid ordenó a su Gobernador 'Ubaidul-lah Ibn Ziyad que detuviese al Imam (P) y le hiciese jurar lealtad a Yazid o lo asesinase en caso de su rechazo. Sin embargo, el Imam (P) se negó a jurarle lealtad a Yazid, y la gente de Kufa, por temor a las consecuencias de apoyar al Imam (P), dejó solo al Imam (P), y entonces, el ejército de Yazid mató al Imam Husain (P) y a sus compañeros, incluso tomaron a sus mujeres y niños como cautivos.
Hoy en día, los seguidores de Yazid y aquellos que siguen el camino de los Omeyas aún existen en el mundo y tratan de mantener a la comunidad musulmana en la ignorancia. Lamentablemente, hoy somos testigos de que los líderes de algunos países musulmanes colaboran con los enemigos del Islam y se unen a sus filas luchando contra los musulmanes oprimidos de Palestina, Yemen, Bahréin, Iraq y Siria.
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[1]. Mas’udi, 1409, pág. 68
[2]. Ya’qubi, tomo 2, pág. 160