Hay momentos en nuestras vidas que pareciera que todo viene cuesta abajo, que todo es gris, y que estamos en un gran agujero negro del que no encontramos salida. En esta ocasión, la oración es el mejor camino para alejar la Tristeza.
"La oración es un medio para superar la tristeza."
La oración es la práctica más importante de los musulmanes, en la cual se ha hecho mucho hincapié en las aleyas del Sagrado Corán y en las narraciones de los infalibles (P). La palabra Salat (oración) y sus derivados se han mencionado 98 veces en el Sagrado Corán.
Recordar a Dios es el fundamento, la base, el propósito, el espíritu, el fin y la filosofía detrás de la oración.
"Yo soy Al-lah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame solo a Mí y haz la oración para recordarme."
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Hay momentos en nuestras vidas que pareciera que todo viene cuesta abajo, que todo es gris, y que estamos en un gran agujero negro del que no encontramos salida. En esta ocasión, la oración es el mejor camino para alejar la Tristeza.
"La oración es un medio para superar la tristeza."[1]
La oración es la práctica más importante de los musulmanes, en la cual se ha hecho mucho hincapié en las aleyas del Sagrado Corán y en las narraciones de los infalibles (P). La palabra Salat (oración) y sus derivados se han mencionado 98 veces en el Sagrado Corán.
Recordar a Dios es el fundamento, la base, el propósito, el espíritu, el fin y la filosofía detrás de la oración.
"Yo soy Al-lah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame solo a Mí y haz la oración para recordarme."[2]
Las aleyas coránicas y las narraciones han mencionado este acto como el pilar de la religión.
Dijo el Profeta del Islam: "La oración es el pilar de la religión."[3]
Entonces, La oración prescrita es la base de la religión y la mejor de las buenas acciones. El que no la realiza no puede construir el edificio de la religión sobre la base de la fe. Cualquier base sobre la cual no fue construido un edificio, es fácilmente eliminada.
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[1]. Wasa’il Shiah, tomo 5, pág. 263
[2]. El sagrado Corán[20:14]
[3]. Mizan al-Hikma, tomo 5, pág. 370
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