Una Oración diferente..parte (2)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

Salima se unió a la fila. La agradable voz del Profeta podía oírse sin que ningún otro sonido la perturbara. Parecía como si todos los elementos hubiesen enmudecido para oír al Enviado de Dios. Con todo su corazón, Salima escuchaba la sura Fatiha (de la apertura). Hacía tres meses que no podía oírla de la propia boca del Profeta. Su corazón rebosaba paz y alegría. Los tres ciclos de la oración del ocaso fueron realizados. En la segunda oración, la voz del Allahu akbar indicó la inclinación. “Subhana rabbial’azim ua bi hamdihi (glorificado sea mi gran Señor, y la alabanza sea con Él)”.

(venid a la oración) .......Rápidamente se enfiló, y miró a su alrededor para ver dónde había un sitio adecuado para dejar al bebé. De pronto oyó la voz del Profeta que decía: “Allahu akbar”. La oración había comenzado. Colocó al niño sobre una alfombrilla. El pequeño estaba calmo. Lo miró y creyó que permanecería en silencio y le permitiría orar, después de tres meses, en comunidad y en paz.
Salima se unió a la fila. La agradable voz del Profeta podía oírse sin que ningún otro sonido la perturbara. Parecía como si todos los elementos hubiesen enmudecido para oír al Enviado de Dios. Con todo su corazón, Salima escuchaba la sura Fatiha (de la apertura). Hacía tres meses que no podía oírla de la propia boca del Profeta. Su corazón rebosaba paz y alegría. Los tres ciclos de la oración del ocaso fueron realizados. En la segunda oración, la voz del Allahu akbar indicó la inclinación. “Subhana rabbial’azim ua bi hamdihi (glorificado sea mi gran Señor, y la alabanza sea con Él)”.
Y de pronto, el llanto del niño se alzó. Fue como si el cielo y la tierra golpearan la cabeza de Salima. Dentro del pacífico silencio de la mezquita, el llanto de su hijo sonaba demasiado estridente. Mientras el bebé continuaba llorando, su madre apenas pudo completar los dos primeros ciclos. Se reprochaba a sí misma haber alterado la tranquilidad de los orantes, al llevar a su pequeño. Ansiaba terminar la oración lo más pronto posible, alzarlo y salir de allí. “Allahu akbar”, todos se pusieron de pie. Salima también. El niño seguía llorando. El Profeta apresuró la oración y terminó antes de lo habitual. Salima, que sólo pensaba en el bebé, no se había dado cuenta de que el Profeta había abreviado la oración. Estaba afligida y avergonzada, sólo deseaba tomar a su niño y salir de allí. De pronto observó el sonriente rostro del Profeta, que se encontraba en cuclillas junto a su bebé. Al ver la sonrisa del Enviado de Dios, el niño se calmó.
Los creyentes estaban sorprendidos por la brevedad con que se había realizado la oración. Y se sorprendieron más al ver que el Profeta se había levantado inmediatamente después de terminar la oración. Cuando todos le preguntaron el motivo, contestó: “¿Por ventura no escucharon el llanto del niño?”. Así fue que Salima y todos los demás, descubrieron que el Profeta había abreviado la oración a fin de ayudar a su hijo. Ya no sintió vergüenza, y dulcemente dijo: “¡Oh niñito llorón! Tanto lloraste que atrajiste la atención del Profeta. Cuando seas grande te contaré cuánto amaba el Profeta a los niños”.[1]
[1]:El libro- Una Oración diferent-Mustafa Rahmandost

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
1 + 7 =
Solve this simple math problem and enter the result. E.g. for 1+3, enter 4.
Todos los derechos reservados. Al usar los materiales es obligatorio hacer referencia a es.btid.org
Online: 34