La razón por la que el Sagrado mes de Ramadán ha sido elegido para ayunar es porque este mes sobresale entre los demás meses del año. En el Corán leemos que el Sagrado Corán Furqan (diferenciador entre la verdad y lo falso) es el Libro de la Guía y consejero de la gente, o sea que con sus órdenes y leyes separa los métodos o hábitos correctos de los incorrectos, y garantiza la felicidad de los seres humanos, fue revelado
La razón por la que el Sagrado mes de Ramadán ha sido elegido para ayunar es porque este mes sobresale entre los demás meses del año. En el Corán leemos que el Sagrado Corán Furqan (diferenciador entre la verdad y lo falso) es el Libro de la Guía y consejero de la gente, o sea que con sus órdenes y leyes separa los métodos o hábitos correctos de los incorrectos, y garantiza la felicidad de los seres humanos, fue revelado en este mes. En las narraciones islámicas encontramos que todos los Libros Celestiales importantes tales como la “Torá”, los “Salmos”, el “Evangelio” y el “Sagrado Corán” fueron todos revelados en este mes.
El Imam As-Sadiq (P) dice: “La Torá descendió el sexto del mes de Ramadán, los Evangelios el doceavo día de ese mes, los Salmos el décimo octavo, y el Sagrado Corán descendió en la Noche del Decreto –noche del día veintiuno del mes de Ramadán–”.[1]
De esta forma, en el Sagrado mes de Ramadán descendieron los Grandes Libros Sagrados y fue el mes de la enseñanza y educación, ya que es imposible la instrucción y el desarrollo sin una enseñanza correcta. El programa de enseñanza del ayuno deberá armonizar también con un conocimiento mayor y más profundo de las enseñanzas celestiales, para que de esta forma limpie el cuerpo y el alma del hombre de las contaminaciones del pecado.
En el último viernes del mes de Sha’ban, el Profeta del Islam (BPD) dio un discurso para preparar a sus seguidores a recibir al Sagrado mes de Ramadán, y acerca de la importancia de este mes dijo lo siguiente:
“¡Oh, gente! El mes de Dios viene hacia vosotros con las bendiciones, perdón y misericordia. Este mes es el mejor de los meses. Sus días son mejor que los otros días, y sus noches las mejores de las noches. Los momentos y horas de este mes son las mejores horas. Es el mes en que habéis sido invitados a la fiesta de Dios, y sois de la gente que ha sido honorada por Él.
Vuestras respiraciones se asemejan a alabanzas a Dios, vuestro dormir es devoción, vuestros actos y súplicas son aceptados por Él. Por lo tanto pedid a Dios con intención sincera y corazón puro para que os ayude a ayunar y a leer el Sagrado Corán, ya que es desafortunado aquél que en este gran mes se vea negado del perdón Divino.
Con vuestra hambre y vuestra sed recordad el hambre y sed del día de la Resurrección. Regalad a los indigentes y pobres. Respetad a vuestros ancianos. Sed benevolentes con los niños. Reforzad los lazos de la familiaridad.
Mantened vuestras lenguas lejos del pecado. Cerrad vuestros ojos ante aquello que no es permitido para vosotros. Evitad a vuestros oídos escuchar aquello que es prohibido. Sed amables y afectuosos con los huérfanos de otros para que se comporten igual con vuestros propios huérfanos…”.[2][3]
[1] Wasa’il Ash Shi’ah, t.VII, Preceptos del mes Santo de Ramadán, cap.18, h.16.
[2] Wasa’il Ash Shi’ah, t.VII, Preceptos del mes Santo de Ramadán, cap.18, h.20.
[3] Exégesis del Sagrado Corán, t2 p 137
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