Imam Mohammad Al-Jauád (A.S.)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

“Me encontraba con el Imam Al-Yawad (P), cuando se había extraviado un cordero de la casa del Imam. A la fuerza trajeron a uno de los vecinos acusándolo de haber robado al animal. El Imam dijo: ‘¡Pobre de vosotros! ¡Pónganlo en libertad! ¡Él no robó el cordero! En este momento el animal se encuentra en tal casa. ¡Vayan por él!’. Fueron al lugar que había indicado el Imam. Encontraron al cordero y detuvieron al dueño de la casa acusándolo de haber robado al animal, le pegaron y desgarraron sus ropas. Sin embargo, él juraba no haberlo robado. Lo llevaron ante el Imam. El Imam dijo: ‘¡Pobre de vosotros! Habéis sido injustos con este hombre. El animal había entrado en su casa sin que él supiese’. Entonces afablemente le entregó unas monedas para tranquilizarlo y en pago de sus ropas desgarradas”.

Su nacimiento e infancia
El Imam Muhammad Al-Yawad (P) es el noveno Imam, tras la muerte de su padre ‘Ali Ar-Rida (P), y asumió el Imamato a la edad de los nueve años.
El día 10 del mes de Rayab del año 195 de la Hégira (811 d.C.) nació el Imam Muhammad At-Taqi (P). Su nombre era Muhammad y lo llamaban Abu Ya‘far y sus títulos más utilizados para él eran At-Taqi (el piadoso) y Al-Yawad (el generoso)
Su nacimiento trajo felicidad y causó que la sociedad Shi‘ah consolidara su fe y creencias, ya que al nacer terminó con la duda que se había creado en algunos de éstos como consecuencia de la tardanza de su nacimiento.
Su madre se llamaba Sabikah
Abu Yahia San‘ani relata: “Había visitado al Imam cuando le trajeron al Imam Al-Yawad (P) que era aun un infante. Dijo: ‘Este es un niño que entre la Shi‘ah no ha nacido alguien que traiga para ella más bendiciones que éste’”.
Tras la muerte del Imam Ar-Rida (P) algunos plantearon que el Imam Al-Yawad (P) él era demasiado joven para ser el Imam, dio muestras de su capacidad y conocimiento ante todos. ‘Ali Ibn Ya’far, un hijo del Imam As Sadiq (P), tomó su mano y dijo: “Atestiguo por Dios Altísimo que tú eres mi Imam”. Al-Yawad (P) llorando le dijo: “¡Oh, tío! ¿Acaso no has oído a mi padre decir que el Mensajero de Dios (PBd) le dijo a mi ancestro (‘Ali) que uno de sus descendientes sería el hijo de la mejor y más hermosa esclava nubia, quien sería perseguido, exiliado y privado de su padre, y que su nieto sería el Imam oculto (el décimo segundo Imam -P-), del cual se dirá que ha muerto, o que ha sido asesinado, o cualquier otra excusa” El le contestó: “Es cierto”.
Su imamato
El liderazgo (imamat) al igual que la profecía (nabawat) es un favor divino que Dios Todopoderoso otorga a sus siervos elegidos y dignos. En este favor no influye la edad. Tal vez aquellos que consideraban muy remota la profecía y el imamato de un infante, se habían equivocado y estimando a este asunto divino y celestial al mismo grado que un asunto común, mientras que es todo lo contrario, y el liderazgo y profecía dependen del Deseo de Dios, y Dios a Su siervo que considera digno de esta jerarquía lo agracia con Su Sabiduría interminable, sin existir ningún inconveniente en que algunas veces, por algún motivo, Dios otorgue a un infante toda esta ciencia y Lo elija como profeta o Le entregue el imamato en la niñez.
Mu‘alla Ibn Muhammad dice: “Después del martirio del Imam Ar-Rida (P) vi al Imam Al-Yawad (P) y miré detalladamente su estatura y cuerpo para poder describirlo a los shi’ítas, en ese momento el Imam se sentó y dijo: ‘¡Oh, Mu‘alla! Dios también en el imamato al igual que en la profecía trajo una prueba, y dijo: «A Yahia le entregamos la profecía cuando era un infante»‘”.
El Imam Al-Yawad (P) permaneció en Medina durante todo el califato de Al-Ma’mun. Allí enseñó las distintas ciencias religiosas, dio muestras de su autenticidad, preparó muchos sabios y eruditos, difundió las tradiciones del resto de los Imames.
Su martirio
Al-Ma’mun Ibn Harun murió en el año 218 de la Hégira (833 d.C.) y fue sucedido por su hermano Al-Mu‘tasim Ibn Harun (218-227 H.).
El purificado cuerpo del Imam Abu Ya‘far Al-Yawad (P) fue enterrado junto a la tumba de su querido abuelo el Imam Musa Ibn Ya‘far (P) en el cementerio de “Quraish” en Bagdad, lugar que luego se conocería como “Kadhimia” y donde se erigiría un mausoleo en meoria de estos dos Imames (P), siendo desde la antigüedad un lugar de visita y peregrinación para los musulmanes.
Algunas noticias de lo oculto y de sus milagros
La caridad del Imam
Ahmad Ibn Hadid relata: “Un grupo nos dirigíamos para realizar la ceremonia de la peregrinación. En el camino unos bandidos nos atacaron (llevándose todas nuestras pertenencias). Cuando llegamos a Median me encontré en la calle con el Imam Al-Yawad (P) y fuimos a su casa, donde le platiqué lo sucedido. Ordenó que me trajesen unas ropas y una bolsa de monedas, luego dijo: ‘Entrega a cada uno de los integrantes de la caravana la cantidad que les fue robada’. Después de realizarlo me percaté de que era exactamente, ni más ni menos, la cantidad que nos habían robado”.
La confesión del juez
El juez Yahia Ibn Akzam que fue uno de los enemigos de la familia de la profecía y el imamato, confesó que: “Un día encontré al Imam Al-Yawad (P) cerca de la tumba del Mensajero del Islam (PBd). Debatí con él sobre diferentes temas, y todas sus respuestas fueron muy lógicas. Le dije: ‘¡Juro por Dios que deseo preguntarle algo, pero siento vergüenza!’, y me dijo ‘Te responderé sin que realices tu pregunta; tú quieres saber ¿quién es el Imam?’. ‘Así es, ¡juro por Dios que esa es mi pregunta!’ Exclamé. Entonces me dijo: ‘¡Yo soy el Imam!’. ‘¿Tienes alguna señal o prueba para esta pretensión?’, le pregunté intrigado. En ese momento el báculo que tenía en sus manos comenzó a hablar y dijo: ‘El es mi maula (señor), el Imam de esta época y la prueba de Dios sobre la Tierra’”.
La salvación del vecino
‘Ali Ibn Yarir relata: “Me encontraba con el Imam Al-Yawad (P), cuando se había extraviado un cordero de la casa del Imam. A la fuerza trajeron a uno de los vecinos acusándolo de haber robado al animal. El Imam dijo: ‘¡Pobre de vosotros! ¡Pónganlo en libertad! ¡Él no robó el cordero! En este momento el animal se encuentra en tal casa. ¡Vayan por él!’. Fueron al lugar que había indicado el Imam. Encontraron al cordero y detuvieron al dueño de la casa acusándolo de haber robado al animal, le pegaron y desgarraron sus ropas. Sin embargo, él juraba no haberlo robado. Lo llevaron ante el Imam. El Imam dijo: ‘¡Pobre de vosotros! Habéis sido injustos con este hombre. El animal había entrado en su casa sin que él supiese’. Entonces afablemente le entregó unas monedas para tranquilizarlo y en pago de sus ropas desgarradas”.
Algunas tradiciones sobre el Imam Al-Yawad (P)
Dawud Ibn Al Qasim Al Ya’fari, un descendiente de Ya’far Ibn Abi Talib, el hermano del Imam ‘Ali (P), que fue seguidor de los Imames Al-Yawad, Al Hadi y Al Askari (P), cuenta que en cierta ocasión tenía guardados tres objetos de diferentes dueños y que había perdido los nombres que indicaban a quién pertenecía cada uno. Fue a verlo al Imam Al-Yawad (P) y él le indicó a quién pertenecía cada elemento con exactitud. Luego el Imam le entregó 300 dinares para que se los lleve a uno de sus tíos y le dijo: “El te pedirá que le indiques algún artesano que repare muebles. Entonces señálale a alguien”. Cuando él le llevó los 300 dinares al hombre que el Imam le había indicado, éste le pidió que le mostrase algún artesano que repare muebles, tal como Al-Yawad (P) había dicho.
También informó que en cierta ocasión un camellero le pidió que consultase al Imam Al-Yawad (P) sobre la conveniencia de asociarse con determinada persona. El fue a ver al Imam y lo encontró comiendo con visitas, por lo que no quiso hablarle en público. El Imam Al-Yawad le dijo: “¡Oh, Abu Hashim, siéntate y come!” Luego llamó a su sirviente y le dijo: “Ve a ver al camellero que nos envió a Abu Hashim y dile que siga adelante con su asunto”.
Algunas de sus sabias palabras
Un hombre se dirigió hacia el Imam y le dijo: “¡Oh, hijo del Mensajero de Dios! Dame un consejo”. El Imam inquirió: “¿Lo aceptarás?” El hombre dijo: “Sí” Entonces el Imam le aconsejó: “Apóyate en la paciencia, adopta la pobreza, abandona los apetitos y oponte a los deseos. Debes saber que tú no estás fuera de la Observación Divina. Por lo tanto, vigila tu estado”.
“Quien escucha a un disertante, ciertamente lo adora. Si el disertante proviene de Dios, entonces adora a Dios, y si fuese de parte del demonio, adora al demonio”.
“Aquel que te oculta el buen camino por buscar tu complacencia, obra como enemigo en tu contra”.
“Quien no conoce el comienzo de un asunto, es abrumado por las consecuencias”.[1]
[1] . http://arresala.org.br/es/

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