Estoy esperando a mi señor

Vie, 05/05/2017 - 07:51

Hace siglos que el corazón del mundo palpita a la espera de los firmes pasos del Salvador Prometido, y los oprimidos están esperando para que aquel Salvador refresque sus corazones cansados como una suave brisa.

Hace siglos que el corazón del mundo palpita a la espera de los firmes pasos del Salvador Prometido, y los oprimidos están esperando para que aquel Salvador refresque sus corazones cansados como una suave brisa.
Esta esperanza por un lado da un nuevo espíritu a la sociedad humana y, por el otro, promete una paz y una prosperidad que se materializarán con la llegada del Salvador.
La buena noticia de la llegada del Prometido mundial siempre se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad. Estas buenas noticias e insinuaciones son más extensas y profundas entre los grandes profetas de Dios.
Básicamente, tener fe en el Día del Juicio Final, es una creencia aceptada como un principio irrefutable en las religiones divinas del judaísmo, zoroastrismo, cristianismo y sobre todo el Islam. En algunas aleyas del Sagrado Corán leemos que esta buena noticia se ha dado también en los libros de los profetas anteriores.
“Hemos escrito en los Salmos, el libro de David, posterior a la Torá, que la Tierra la heredarán Nuestros siervos virtuosos, para fructificarla, edificarla y facilitar los medios de la buena vida en ella”.[1]
Dijo Imam Musa al-Kazim (P):
La Esperanza de aparición del Salvador (Imam Mahdi P) es la mejor adoración, después del conocimiento de Dios.[2]
Él llevará a cabo los mandatos de Dios sin ningún miedo ni compromiso. En otras palabras, cuando aparece el Imam (P) no está bajo ningún pacto de cualquier líder o gobierno.[3]
Ahora pasan largos años de la ausencia del Salvador Prometido, y los pueblos traspasan su vida con esperanza y con el deseo de que reaparezca algún día para llevarlos a la costa segura.
Ahora el mundo está a la espera de la re-aparición de un Imam de la Familia del Profeta del Islam para que separe lo justo de lo falso y con sus manos cariñosas esparce la semilla de la amistad en los corazones.
Dios mío! Se para tu walî, Al Huyyat Ibn Al-Hasan, que Tus bendiciones con él y sus padres, en esta hora y en toda hora, Protector, Defensor, Guía, Auxiliador, Orientador, y Guardia. hasta que le hagas habitar en Tu tierra siendo obedecido y le hagas disfrutar en ella largamente.[4]
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[1]. El sagrado Corán [21:105]
[2]. Tuhaf al-‘Uqul, pág. 403.
[3]. Sheij al-Saduq, pág. 480.
[4]. Al-Kafi. tomo 4, pág. 162.

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