Primero, reclamar lo pactado con su naturaleza innata. Dijimos que Dios Altísimo colocó en la naturaleza de los seres humanos los conocimientos del monoteísmo. El ser humano que crezca con esa esencia pura, no sea desviado con enseñanzas falsas y su alma no sea contaminada por sus padres idólatras, será monoteísta en forma natural e innata y quedará observante a las buenas acciones, a los derechos y la justicia bajo la sombra de esta naturaleza monoteísta. Los Profetas vienen para encaminar a los individuos descarriados a la naturaleza monoteísta-
Hay muchas palabras sobre la misión divina de los profetas. Dice el coran al respecto: Ciertamente, enviamos a Nuestros Mensajeros con las pruebas claras e hicimos descender con ellos la Escritura y la Balanza para que los humanos establezcan la justicia.[1]
El Imam 'Alí (P) explica cuatro propósitos importantes respecto a la misión divina de los Profetas:
Primero, reclamar lo pactado con su naturaleza innata. Dijimos que Dios Altísimo colocó en la naturaleza de los seres humanos los conocimientos del monoteísmo. El ser humano que crezca con esa esencia pura, no sea desviado con enseñanzas falsas y su alma no sea contaminada por sus padres idólatras, será monoteísta en forma natural e innata y quedará observante a las buenas acciones, a los derechos y la justicia bajo la sombra de esta naturaleza monoteísta. Los Profetas vienen para encaminar a los individuos descarriados a la naturaleza monoteísta.
Segundo, recordar las bendiciones olvidadas de Dios, ya que dentro del ser humano existen numerosas bendiciones materiales e inmateriales. Si se beneficia de éstas en forma correcta, podrá construir su castillo de la felicidad sobre estos fundamentos. Por otra parte, el olvido de estas bendiciones suscita su pérdida. Al igual que un jardinero que no utiliza el agua que existe en el jardín para regar sus plantas ni tampoco recoge las frutas en su momento. Cuando alguien viene y le recuerda esas mercedes olvidadas, le ha proporcionado la mejor ayuda. Y los Profetas fueron así.
Tercero, dar un ultimátum a través de razones intelectuales (además de los asuntos innatos), y hacerle llegar las enseñanzas celestiales y las órdenes divinas.
Cuarto, mostrar los tesoros del conocimiento que existen dentro del intelecto. Dios a través de su Poder ilimitado colocó dentro del intelecto del ser humano tesoros muy grandes y valiosos. En caso de que estos tesoros sean descubiertos y expuestos, se obtendrá una gran mutación en la ciencia y sabiduría. Sin embargo, la negligencia y erróneas enseñanzas así como los pecados y contaminaciones morales crean cortinas y los cubren. Los Profetas corren estas cortinas para mostrar estos tesoros.[2]
[1] . El Corán 57:25
[2] . Nahyul Balagha exégesis tomo I1, pag 82
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