Sin lugar a dudas, la grandeza y la santidad no son virtudes exclusivas de los hombres, sino que también las mujeres pueden alcanzar posiciones altas y convertirse en buenos ejemplos para todo el mundo. De hecho, las mujeres ejemplares del mundo, al igual que los hombres ejemplares, son criterios para evaluar las obras de otras personas, en otras palabras, las obras de aquellos que se parecen a ellas y siguen su ejemplo, son más valiosas ante Dios.
El conocimiento y la sabiduría son considerados como el corazón de la religión, por lo tanto, una fe sin conocimiento es como un muerto sin corazón. Una fe que no se origina del conocimiento se puede perder fácilmente por cualquier tentación o extravío, pero al contrario, los creyentes, debido a que han fortalecido su fe con conocimiento y sabiduría, no la pierden bajo ninguna condición.
La fe y el conocimiento son dependientes uno del otro, la fe de una persona se fortalece a medida que aumenta su conocimiento.
La honorable señora Zaynab (P) fue un ejemplo de este conocimiento y sabiduría. Se ha narrado que cuando llevaron la caravana de los cautivos ante Ibn Ziyad, él miró con arrogancia a la honorable señora Zaynab (P) y le preguntó “¿Qué opinas acerca de lo que Dios hizo con tus hermanos y parientes?” Como respuesta, ella le dijo: “No vi nada (en la acción de Dios) más que belleza.”
Ella nunca mostró debilidad frente a los arrogantes ni perdió su confianza en Dios. Es por lo tanto que después de que la honorable señora Zaynab (P) dio aquel sermón, el Imam Sayyad (P) le dijo algunas palabras de consuelo: “¡Cálmese tía mía! Gracias a Dios, usted es una mujer sabia sin necesidad de aprender, y entiende todo sin que nadie le hubiese enseñado.” Estas palabras del Imam (P) acerca de su tía demuestran las virtudes de la honorable Zaynab (P) en términos de conocimiento y sabiduría.
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