Se ha aclarado ya que la aspiración innata por conocer la verdad, por un lado, y el interés por la obtención de beneficios y evitar los perjuicios, por otra, son motivos fuertes para el estudio de las ciencias (aquellas que son accesibles por la vía del estudio).
Cuando una persona se informa que a lo largo de la historia han existido una serie de hombres destacados, que proclamaban ser enviados del Creador del universo para dirigir a la humanidad hacia la felicidad en esta y la otra vida, sin detenerse ante ningún tipo de esfuerzo y sacrificio para la difusión de su mensaje y en la guía de la humanidad, cuando ve que soportaron todo tipo de sufrimientos y dificultades, hasta el sacrificio de su propia vida, en pro de su objetivo, no dejará de sentir tal persona la necesidad de investigar acerca de la religión, del mensaje de esos hombres, para ver si acaso aquello que proclamaban los Profetas es correcto y verdadero y tiene un fundamento lógico o no.
Especialmente, se sentirá motivado cuando advierta que la convocatoria de los Profetas contiene buenas nuevas sobre la felicidad y las mercedes eternas, así como amonestaciones con respecto a desdichas y castigos perpetuos. Significa que acudir a la convocatoria de los Profetas conlleva la posibilidad de obtener beneficios ilimitados, así como su rechazo conduce a perjuicios y castigos eternos.
¿Qué excusa puede presentar esa persona para justificar su negligencia e indiferencia con respecto a la religión y el no investigar a su respecto? Es posible que algunos, por pereza y comodidad, no quieran soportar la dificultad de averiguar y analizar ese tema, o bien que se nieguen porque la aceptación de la religión conlleva consigo aceptar limitaciones y prohibiciones de algunas cosas que ellos desean Estas personas deberían meditar en el grave fin a que los conduce su pereza y egoísmo.
La situación de estas personas es peor que la de un niño enfermo que no desea ir al médico por temor a lo desagradable del remedio o del examen del facultativo, exponiéndose así a una muerte segura; ya que el intelecto del niño no tiene un desarrollo suficiente para discernir lo que realmente lo beneficia de lo que lo perjudica.
Por el contrario, el hombre adulto y consciente tiene el poder de reflexionar acerca del beneficio y el daño, y discernir entre los placeres efímeros y el castigo eterno. Es por esto que el Sagrado Corán afirma sobre estos negligentes que son peores aún que los animales, o que están por debajo de las bestias a los ojos de Dios. (Cfr. Corán 7: 179 y 8:22)
La Importancia de la Búsqueda de la Religión
Mar, 10/12/2021 - 09:31
tolidi:
تولیدی
Añadir nuevo comentario