Importancia y mérito del ayuno

Jue, 04/07/2022 - 08:07
Importancia y mérito del ayuno

Importancia y mérito del ayuno

El Mes de Ramadán es el Mes de  Al·lah,  Señor de los Mundos, y es el más Noble de los meses. Un Mes en el que se abren  las  puertas  del  Cielo,  las  de  los  Paraísos,  y  las  de  la Misericordia,  y en el que se cierran las puertas del Infierno.
En este Mes hay una noche en la cual la adoración a Dios es mejor  que  adorarle  en  mil  meses.  Entonces  pues,  pon atención a tu alma en él, y observa cómo pasas en él tu noche y  día,  y  cómo  preservas  tus  órganos  y  miembros  de  la desobediencia a tu Señor.  ¡Pobre de ti! Que seas en tu noche de entre los durmientes, y en  tu día de entre los negligentes del  recuerdo  de  tu  Señor,  puesto  que  (encontramos)  en  el Hadîz, que Al·lah -Majestuoso e Imponente- libera al final de cada uno de los  días del  Mes de Ramadán,  al  momento del Iftâr, a miles y miles de personas del Fuego. Y,  cuando es la noche o el día del Viernes,  Al·lah  libera del Fuego, en cada hora,  miles y miles de personas a quienes les correspondía el castigo,  y  libera  en  la  última  noche  y  día  del  Mes,  en  la medida de los que liberó  en todo el Mes. Así  pues,  ¡pobre de ti, oh querido! que finalice el Mes de Ramadán y permanezca aun  en  ti  algún  pecado.
Y  ¡pobre  de  ti!  que  te  vuelvas  de entre los pecadores que son privados del pedido de perdón y la  súplica. Así,  se  narró  del  Imam  As-Sâdiq  –que  la  paz  sea con él-  que:  ―Quien  no es perdonado en el Mes de Ramadán no es perdonado hasta el año siguiente, a menos que se haga presente en (la planicie de) ‗Arafah (en la peregrinación)‖.

Preserva tu persona de aquello que  Al·lah  prohibió  y de  desayunar  con  algo  ilícito  para  ti.  Y  actúa  según  lo  que aconsejó  nuestro señor As-Sâdiq  –que las bendiciones y paz de  Al·lah  sean  sobre  él-  al  decir:  ―Cuando  estés  ayunando, entonces que ayunen tus oídos, tu vista,  tu cabello, tu piel y todos tus miembros, o sea, (que ayunen o se abstengan) de las cosas  prohibidas,  e  incluso  también  de  las  cosas desaconsejables (o  makrûh)‖.  Y dijo  –la paz sea con él-:  ―Que tu día de ayuno no sea igual que el día en que no ayunas‖.
 Y dijo (a.s.): Ciertamente  que  el  ayuno  no  es  (abstenerse) solamente de la comida  y la bebida,  entonces pues, cuando ayunéis,  proteged  vuestras  lenguas  de  la  mentira,  y  bajad vuestras  miradas  ante  aquello  que  Al·lah  prohibió.  No disputéis  entre  vosotros,  no  os  envidiéis,  no  hagáis maledicencia unos de otros, no riñáis, no juréis (en falso, ni tampoco  verdaderamente),  no  os  agraviéis,  no  os  insultéis,no os oprimáis, no os injuriéis, no os fastidiéis entre vosotros, y no seáis negligentes del recuerdo de Al·lah, ni del Salât.
Imponeos  el  silencio,  la  paciencia  y  la  veracidad,  y apartaos  de la gente del mal. Absteneos de las palabras falsas y  de  la  mentira,  de  calumniar,  de  ser  hostiles,  de  suponer mal,  de  la  maledicencia  y  de  la  calumnia.  Y  consideraos prontos a partir hacia la Otra Vida,  de entre los que esperan (para  vuestros  días)  la  manifestación  del  Qâ‘im  (a.s.)  de  la familia de Muhammad –las bendiciones y la paz sean con él y su  purificada  descendencia-,  y  de  entre  los  que  esperan  lo que  Al·lah  os  ha  prometido,  hallándoos  aprovisionados  para encontrar a Al·lah.
Y  debéis  comportaros  con  la  calma,  solemnidad, humildad, sumisión y mansedumbre de los siervos temerosos de su amo, mientras os encontráis temerosos (del castigo de Al·lah) y esperanzados (de Su misericordia).

¡Oh tú, ayunante! Que tu corazón se haya purificado de los defectos, que tu pensamiento se haya depurado de lo pérfido, y que tu cuerpo se haya limpiado de las suciedades.
Que tú te hayas desentendido por  Al·lah  de otro que Él; que Le  hayas  tornado  sincero  tu  reconocimiento  de  la  potestad divina  (wilâiah);  que  hayas  sofocado  aquello  que  Al·lah  te prohibió, tanto en privado como públicamente, y que hayas temido a  Al·lah  como debe ser temido tanto en tu privacidad como al encontrarte en público. Que hayas otorgado tu alma a Dios en los días de tu ayuno; que hayas vaciado tu  corazón para dejarlo en exclusiva para Él, y para Él hayas erigido tu alma en aquello que te ordenó y hacia lo cual te exhortó.

Si  es  que  hiciste  todo  eso,  entonces  habrás  ayunado para Dios en la real concepción del ayuno, llevando a cabo por Él lo que te ordenó; y todo aquello que te falte de lo que te expliqué, entonces en esa misma medida habrá disminuido (la valía) de tu ayuno.

Ciertamente que mi padre (la paz sea con él) dijo: El Mensajero de Dios  –las bendiciones y la paz sean sobre él y su  purificada  familia-  escuchó  a  una  mujer  insultar  a  su esclava,  en tanto que estaba ayunando. Entonces el Enviado de Dios (s.a.w.)  pidió comida y le dijo (a la mujer): ―¡Come!‖.

A  lo  que  ella  dijo:  ―¡Yo  estoy  ayunando,  oh  Mensajero  de Dios  (s.a.w.)!‖.  Entonces  dijo  (s.a.w.):  ―¿Cómo  es  que  estás ayunando siendo que has insultado a tu esclava? Por cierto que el ayuno no es (abstenerse) de la comida y la bebida, sino que Allah dispuso ello como un velo para otros asuntos fuera de esas dos cosas, de entre las inmoralidades de la acción y la palabra.
¡Qué pocos ayunantes y qué tanta es el hambre!‖.
Y  dijo  Amîr  Al-Mu‘minîn  ‗Alî  (a.s.):  ―¡Cuánto ayunante  hay  que  no  obtiene  de  su  ayuno  más  que  sed  (y hambre),  y  cuántos  que  se  erigen  (en  oración)  y  que  no obtienen de ello excepto cansancio. ¡Bien por el sueño de los listos! (que es mejor que la vigilia y adoración de los necios) y por el desayuno de los mismos! (que es mejor que el ayuno de los necios)‖.

Se  transmitió  de  Ÿâbir  ibn  Iazîd,  de  Al-Bâqir  (a.s.), quien  dijo:  ―Dijo  el  Mensajero  de  Dios  (s.a.w.)  a  Ÿâbir  ibn ‗Abdil·lah:  ―¡Oh  Ÿâbir!  Éste  es  el  Mes  de  Ramadán.
Quien ayune en su día,  se ponga de pie (en adoración) parte de su noche, preserve su estómago y partes pudendas, y resguarde su  lengua,  por  cierto  que  habrá  salido  de  los  pecados,  tal como  sale  del  mes‖.  Dijo  Ÿâbir:  ―¡Oh  Mensajero  de  Dios (s.a.w.)!  ¡Qué  hermoso  hadîz!‖.
Y  dijo  el  Enviado de  Dios (s.a.w.): ―¡Pero qué difíciles condiciones!‖.

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