el Nacimiento del imam al-Mahdi (P),El duodécimo Líder Celestial del Islam
El duodécimo Líder Celestial del Islam Huÿÿat Ibn Al-Hasan Al-Mahdi (los saludos de Dios sean para él y para sus ascendentes) abrió sus ojos al mundo al inicio de la aurora de un día jueves 15 del mes de Sha’ban, del año 255 H.L., correspondiente con el 28 de julio 869 después de Cristo, en la Ciudad de Samarra, en la Casa del undécimo Imam (P).1
Su honorable padre fue el undécimo de los Inmaculados Imames, Imam Hasan Al-Askari (P), y su madre la gran dama Narÿis que es conocida también con el nombre "Susan" y "Saiqal".
Ella era hija de "Iush'a" el hijo del emperador de Bizancio, y su abuela era descendiente del apóstol Pedro, el sucesor de Jesús (P).
Narÿis era una mujer tan virtuosa que "Hakimah", la hermana del Imam Al-Hadi (P), una de las distinguidas damas de la familia del Imamato, la llamaba "mi Señora" y "la Señora de mi familia" y se presentaba como su servidora.2
Cuando Narÿis se encontraba en Constantinopla tuvo unos sueños asombrosos. En una ocasión vio que se le aparecía el Mensajero del Islam (BP) y Jesús (P) y que la casaban con el Imam Hasan Al-Askari (P).
En otro sueño vio otra maravilla y por invitación de Fâtimah Az-Zahra (P) en ese sueño verdaderamente se convirtió en musulmana, sin embargo, disimulaba ante su familia y los demás su nueva religión, hasta que se inició la guerra entre los musulmanes y los bizantinos, y el mismo Emperador 3 con su ejército se dirigió al campo de batalla.
Narÿis en un sueño vio que le ordenaban que en forma incógnita junto con la servidumbre acompañase al ejército que se dirigía a la frontera para luchar, y ella así lo hizo. Ya estando en la frontera algunos de la vanguardia del ejército de los musulmanes los tomaron presos, y sin que supiesen que ella era una integrante de la familia del Emperador la llevaron junto con los demás presos a Bagdad.
Este suceso ocurrió a finales del Imâmato del décimo de los Inmaculados, Imâm Al-Hâdî (P) 4
y los comisionados del Imâm Al-Hâdî (P) en Bagdad, por orden de éste, entregaron a Narÿis una carta escrita por el Imâm en lengua griega, entonces la compraron a los vendedores de esclavos y la trasladaron a Samarra y llevaron ante el Imâm Al-Hâdî (P). El Imâm le recordó a Narÿis todo lo que había visto ella en sueños y le dio la buena nueva de que ella sería la esposa del undécimo Imâm y madre del niño que dominaría todo el mundo, y establecería en éste la justicia y equidad. Entonces el Imâm Al-Hâdî (P) le encargó a su hermana Hakîmah –que era una de las honorables damas de la casa del Imâmato– para que le enseñase las costumbres islámicas y preceptos de la religión a Narÿis. Tiempo después el Imâm Hasan Al-‘Askarî (P) se casó con Narÿis.5
Hakîmah cada vez que se encontraba ante el Imâm Al-‘Askarî (P) suplicaba a Dios que le diese un hijo a su sobrino. Ella relata: "En una ocasión que como siempre había ido a visitar al Imâm Al-‘Askarî (P) repetí esa súplica. Este generoso me dijo: "El hijo que suplicas a
Dios me de, vendrá al mundo hoy por la noche".6
Narÿis se me acercó para ayudar a quitarme el calzado y dijo: "¡Mi señora! Dadme vuestras zapatillas".
Le dije: Vos sois nuestra señora, ¡juro por Dios que no permitiré que me ayude a descalzarme, y no permitiré que me sirva! Yo la serviré con todo gusto".
El Imâm Al-‘Askarî (P) escuchó nuestras palabras y dijo: "¡Tía, que Dios os otorgue una gran recompensa!" Me quedé con ella hasta el atardecer; llamé a una de las sirvientas y le dije que me trajese mis ropas pues quería retirarme, el Imâm dijo:
"Tía, quédese esta noche con nosotros, ya que esta noche nacerá el niño que es valioso ante Dios, que a través de él Dios revivirá a la tierra después de muerta".
Le dije: "Mi señor, ¿quién dará a luz? ¡Yo no veo señales de embarazo en Narÿis!"
Dijo: "De Narÿis, no de nadie más".
Me levanté y examiné detenidamente a Narÿis. No había en ella ninguna señal de embarazo. Regresé a donde el Imâm se encontraba y lo enteré de lo que había hecho. El Imâm sonrió y dijo:
"En la madrugada se evidenciará para vos que ella está embarazada, puesto que a ella, al igual que a la madre de Moisés, no se le nota que está esperando, y hasta que no nació el niño nadie sabía de esto. En ese entonces el Faraón estaba en busca de Moisés (P) y para evitar que naciera este infante abría los vientres de las mujeres embarazadas y (este niño que nacerá hoy por la noche) es igual que Moisés (P) (destruirá el gobierno de los Faraones) y están en su busca".
Hakîmah relata: "Yo estuve al cuidado de Narÿis hasta los primeros rayos de la aurora, ella tranquila dormía ante mí, y no hacía ningún movimiento hasta que ya entrada la noche y cerca del alba se levantó precipitada y temerosa. Yo la abracé y pronuncié el nombre Dios.
El Imâm –desde la habitación contigua– dijo:
"Recítele el Sura Al-Qadr (97)". Y yo lo recité, entonces pregunté a Narÿis que como se sentía, dijo: "Lo que mi señor os notificó se ha evidenciado".
Yo continué recitando el sura tal y como el Imâm había ordenado, en ese momento la criatura repitió desde dentro del vientre de su madre lo mismo que yo recitaba, luego me saludó. Me encontraba muy asombrada. El Imâm dijo:
"¡No se asombre de lo ordenado por Dios Todopoderoso!, Dios a nosotros los "imâmes" nos otorga con Su Sabiduría el habla desde la infancia y cuando crecemos nos coloca como Su prueba sobre la Tierra".
Aun el Imâm no había terminado de hablar cuando Narÿis desapareció de mi vista, como si hubiesen colocado una cortina entre nosotras dos, la cuál me evitaba verla.
Grite y corrí hacia donde se encontraba el Imâm (P), el medijo:
"¡Tía, regrese, la encontrará en su lugar!"Regresé y no transcurrido mucho tiempo la cortina entre nosotras dos desapareció y pude ver a Narÿis envuelta por una luz tan luminosa que me impedía verla, también vi al niño recién nacido que se encontraba en posición de prosternación e hincado y levantando su dedo índice decía:
"Atestiguo que no hay divinidad más que Dios, que es único y no tiene socio alguno, y que mi ascendiente es Muhammad el Enviado de Dios, que las bendiciones de Dios sean para él y para su familia, y atestiguo que mi antecesor es el Príncipe de los Creyentes".
Entonces atestiguó por cada uno de los Imâmes hasta llegar a él mismo y dijo:
"¡Mi Dios, has que se cumpla la promesa, y Haz que mi misión llegue a su fin, y Haz que mis pasos sean firmes, y por medio de mí Haz que la Tierra se llene de justicia y equidad!"7
fuente:
1-Usûl Al-Kâfi, t.I ,p.514
2-Bihâr, t.LI, pp.2 y 12.
3-Se trata de Miguel III el Borracho (839-867)
4-En la introducción de la obra “Mahdî Al-Mû‘ud”, p.152
5-Bihâr, t.LI, pp.6 a 11; Gaîbat, Shaîj At-Tûsî, pp.124 a 128; Kamâl Ad-Dîn, t.II, pp.90 a 96.
6-Bihâr, t.LI, p.25.
7-Bihâr, t.LI, pp.12 a 14; Kamâl Ad-Dîn, t.II, pp.100 a 102.
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