El Imam Sajjad (P) heredó el coraje de su abuelo, el Imam Ali, Príncipe de los Fieles, y de su padre, el Imam Husain (P), quienes fueron las personas más valientes que Dios creó. No había nadie en el mundo islámico que los igualara en heroísmo y coraje, resolución y dureza en la defensa de los derechos.
El honor y la altivez del Imam Sajjad
Entre las excelencias del carácter del Imam Sajjad (P) se encuentran el honor y la altivez. Este personaje fabuloso lo heredó de su padre, el líder de los soberbios que caminó hacia la muerte con honor y orgullo por su honra y gloria. Fue él quien le dijo a la banda criminal del ejército de Yazid: “Por Dios, no extenderé humildemente mi mano ni los aceptaré como esclavos”.
Y dijo: “No veo la muerte como otra cosa que felicidad, y la vida con los injustos es inútil”. Este fenómeno se encarnó en su hijo, Imam Sajjad (P). Él dijo: “El que se honra a sí mismo, el mundo le será fácil”. Y dijo: “Para mí, el esfuerzo personal es más importante que las mejores posesiones”.
Cuando fue llevado prisionero a Damasco, no dio problemas a los que estaban designados para protegerlo, ni se dirigió a ninguno de ellos con orgullo o desprecio.
De su sublimidad personal está el hecho de que una vez uno de sus tíos le usurpó algo. Estaba en La Meca y Walid era el gobernante. Durante el período de la peregrinación, Walid asistió a La Meca. Alguien le dijo al Imam Sajjad (P): "Si le preguntas a Walid, te devolverá el derecho". Respondió con la frase eterna en el mundo del honor: “Ojalá dentro del recinto santo de Dios pidiera a otro además de Él. Desprecio preguntarle al mundo de su Hacedor, ¿cómo voy a pedírselo a una criatura como yo?
Es parte de su gloria y altivez que nunca adquirió, por su parentesco con el Mensajero de Dios (S.W.A.S.), una sola pieza de oro. Siempre rechazó todo lo que contradijera la sublimidad de su personalidad.
El coraje
El coraje es parte de su personalidad. Es una persona valiente y de sangre fría. Su extraordinario coraje quedó demostrado cuando le presentaron al criminal terrorista, Ibn Murjana, y no saludó ni se sometió a su autoridad. El tirano le dijo palabras satisfactorias y el Imam le respondió con palabras inflamables, que fueron más fuertes para el vil tirano que el golpe de la espada. Se puso nervioso y ordenó a sus secuaces que lo mataran.
El Imam no tuvo miedo y le dijo con mucha calma: "¿No sabes que la muerte es común para nosotros y nuestro honor es el martirio?" Lady Zainab apareció y lo salvó de ese criminal. Si no fuera por ella, la descendencia del Imam Al Hussein (P) habría cesado.
Su valentía también quedó demostrada cuando fue llevado ante Yazid Ibn Muáwiya (el César de los árabes), el Imam lo enfrentó con todo coraje y reprendió el grave crimen que cometió al eliminar a los descendientes del Mensajero de Dios (S.W.A.S.). Pronunció su histórico sermón en la corte omeya, que despertó a la población, desenmascarando a Yazid y llevándolo de su palacio a su tumba.
El Imam Sajjad (P) heredó el coraje de su abuelo, el Imam Ali, Príncipe de los Fieles, y de su padre, el Imam Hussein (P).
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