La historia de la Vida de Imam Husein (P) (parte 4)

Vie, 05/05/2017 - 07:48

No obstante el Imam (P) conocía perfectamente a los habitantes de Kufah. Desde la época del gobierno de su padre y de su hermano sabía de su infidelidad y alevosía. Sabía que no debía confiar en el juramento que éstos habían hecho y en lo que habían prometido a Muslim, pero para completar su misión y cumplir con lo ordenado por Dios, Loado sea, decidió dirigirse hacia la ciudad de Kufah.

En algunas obras acreditadas se lee que en la guerra de Siffín, Muslim, junto al Imam Hasan Al-Muchtabá (a.s.) y al lado del Imam Huseyn (a.s.) y de Abdellah ibn Yafar, fue el portaestandarte del ejército del Islam por orden de Amir al-Muminín Ali. Es decir, que el cuerpo derecho del ejército estaba bajo sus órdenes.

La traición de Kufanos y Martirio de Muslim ibn Aqíl
No obstante el Imam (P) conocía perfectamente a los habitantes de Kufah. Desde la época del gobierno de su padre y de su hermano sabía de su infidelidad y alevosía. Sabía que no debía confiar en el juramento que éstos habían hecho y en lo que habían prometido a Muslim, pero para completar su misión y cumplir con lo ordenado por Dios, Loado sea, decidió dirigirse hacia la ciudad de Kufah.[1]
En algunas obras acreditadas se lee que en la guerra de Siffín, Muslim, junto al Imam Hasan Al-Muchtabá (a.s.) y al lado del Imam Huseyn (a.s.) y de Abdellah ibn Yafar, fue el portaestandarte del ejército del Islam por orden de Amir al-Muminín Ali. Es decir, que el cuerpo derecho del ejército estaba bajo sus órdenes.
La noble madre de Muslim ibn Aqíl era iraní y de una respetada tribu que habitaba entre Kúfa, Basra y el Golfo Pérsico.
La esposa del noble Muslim se llamaba Ruqaiah hija de Amir al-Muminín Ali y tuvo con ella dos hijos, Ali y Abdellah que cayeron mártires el día de Ashurá junto al hermano de su madre, el Señor de los Mártires.
Sobre la grandeza de Muslim Ibn Aquil es suficiente testimonio el que aporta Sheyj Al-Mufíd, Dios esté satisfecho de él, diciendo que, en la carta que Imam Huseyn (a.s.) escribió a la gente de Kúfa y que entregó a Muslim para que la llevase, como representante suyo a ellos, había escrito esta frase:
«إنّي بَاعِثٌ إلَیْکُمْ أَخِي وَابْنَ عَمِّي وَثِقَتي مِنْ أَهْلِ بَيْتي»؛
 “Os envío a mi hermano e hijo del hermano de mi padre, un hombre de toda mi confianza de la gente de mi casa (Ahl bayti).”
Después, Sheyj Mufíd dice:
“Cuando Ibn Ziyad entró en Kúfa, la séptima noche del mes de Dul Hiyya, aquellos que traicionaron su palabra por amor a la vida y a los placeres mundanos abandonaron al noble y santo Muslim ibn Aqíl y le dejaron sólo en la mezquita de Kúfa rompiendo su pacto de lealtad.
Este embajador divino fue deambulando perdido por las calles, no conocía a nadie que le acompañase. Finalmente, llegó ante la puerta de la casa de una anciana seguidora de Ahl ul-Bayt llamada Tau’a.[7] Ella estaba asomada a la puerta de su casa para averiguar dónde estaba su hijo en medio de todo lo que estaba sucediendo en Kúfa.
Muslim, al ver a aquella mujer, le dijo:
«يا أمَةَ اللّٰهِ اسْقِيِني ماءاً»؛
“¡Oh sierva de Dios! Invítame a un poco de agua.”
Aquella noble mujer trajo a Muslim un recipiente con agua y regresó a su hogar. Un momento después volvió a salir y dijo al noble Muslim:
“¡Oh siervo de Dios! ¿Has saciado ya tu sed?”
Muslim respondió: “Sí, ya he saciado mi sed.”
La buena anciana dijo: “Pues entonces regresa ahora junto a tu familia. No es adecuado que permanezcas aquí parado.”
Muslim no dijo nada. Tau’a le volvió a pedir que se fuera pero Muslim siguió sin responder y sin moverse. La tercera vez Tau’a le dijo:
«سُبْحَانَ اللهِ یٰا عَبْدَالله قُمْ عَافَاکَ اللهُ إلیَ أهْلِکَ فَإنَّهُ لا یَصْلِحُ لَکَ الجُلُوسُ عَلی بَبِي وَلا اُحِلُّهُ لَک»؛
 “Glorificado sea Dios ¡Oh siervo de Dios! Levántate y que Dios te permita regresar junto a tu familia pues, en verdad Él no ve con buenos ojos que estés sentado en mi puerta y yo tampoco te lo permito.”
Muslim respondió:
«يَا أَمَةَ الله، مَالِي فِي أجْرٍ وَمَعْرُوفٍ وَلَعَلّي أکٰافِئُکَ بِهِ بَعْدَ الْيَوْمِ»
«فَهل لَکِ فی اجرٍ و مَعروفٍ و لَعلّی اکافِئک بِهِ بَعدَالیومِ»
“¡Oh sierva de Dios! No tengo en esta ciudad casa ni familia. ¿No quieres hacer una buena obra y obtener una gran recompensa? Yo te lo compensaré en el futuro.”
Tau’a le dijo: “¿Pero quién eres tú? ¿De dónde has venido y qué haces aquí?”
Muslim respondió: “Soy Muslim ibn Aqíl. Los habitantes de Kúfa me han engañado y mentido. Me invitaron a venir a esta ciudad pero luego me han abandonado.”
Tau’a dijo: “¿De verdad eres Muslim?”
Muslim dijo: “Sí.”
La valiente y misericordiosa mujer le dijo: “Entra en mi casa.”
Le llevó a una habitación separada y le trajo comida y bebida, pero Muslim no tomó nada.[8] Se dedicó a rezar y a hacer súplicas, después se quedó dormido. Cuando despertó lloró desconsoladamente.
Tau’a le trajo un recipiente con agua y le preguntó por la razón de su llanto. Muslim le dijo:
«رأيتُ عَمِّي عَلیّاً أميرَالمُؤمِنين فَهُوَ يَقُولُ: ألْعَجَلَ ألْعَجَلَ»؛
“He visto a Ali Amir al-Muminín, el hermano de mi padre, que me dijo: “¡Apresúrate! ¡Apresúrate!
«ومَا أظُنُّ إلّا إنَّها آخِرُ حياتِي مِنَ الدُّنيا وَأوَّلُها مِنَ الآخِرَة»؛
Y creo que me dice que estoy viviendo los últimos instantes de mi vida en este mundo y los primeros de mi otra vida.”
 Por la mañana, la casa estaba rodeada por gente armada, pues Ibn Ziyad, cuando fue informado de donde se encontraba Muslim, ordenó que fueran a detenerle.
Cuando el noble Muslim escuchó el ruido de enemigos armados, abandonó la casa rápidamente. Inmediatamente se produjo un fuerte enfrentamiento entre él y los soldados de Ibn Ziyad. Uno de ellos cortó el labio superior de Muslim con un golpe de su espada y con otro le rompió la mandíbula y los dientes. Desde lo alto de los tejados le lanzaban pesadas piedras y cañas encendidas, hasta que, por la mediación de Muhammad ibn Azh’az, fue hecho prisionero.
El noble Muslim estaba muy sediento. Tan torturado por el agua estaba que pidió que le diesen de beber y le trajeron un recipiente con agua. Cuando quiso beber el agua se llenó de la sangre que manaba de su boca. Tres veces le cambiaron el agua pero cada vez el agua se impurificaba de la sangre que manaba de su herida y, como no se puede beber un agua impurificada de sangre, Muslim, a pesar del duro trance en el que se encontraba, optó por el respeto de las leyes de Dios. Derramó el agua sobre la tierra y dijo:
«الحَمدُلِلّٰه»
 “¡Alabado sea Dios! Si hubiera sido parte de mi provisión decretada habría podido beberla. Es evidente que la parte de este mundo que tenía decretada ha concluido.”
Después, dijo a Muhammad ibn Ash’az: “¿Puedes hacer algo bueno. Envía a alguien para que avise a Imam Huseyn (a.s.). Creo que él se dirige hacia aquí con su querida familia. Decid al Imam Huseyn que estas gentes han roto el pacto de fidelidad que tenían conmigo y que he caído preso de ellos. Que mi padre y mi madre sean sacrificados por ti
¡Regresa! Estas son las gentes que le hicieron a tu padre Amir al-Muminín perder la esperanza.”
Después de eso le llevaron ante Ibn Ziyad.
Ibn Ziyad, con una absoluta falta de respeto, comenzó a injuriarle y a injuriar al Señor de los Mártires, a Amir al-Muminín y a Aqíl, el padre de Muslim.
Muslim, por su parte, hizo a Umar ibn Sa’ad la misma petición que había hecho a Muhammad ibn As’az. Desde luego, añadiendo dos cuestiones. Una, que, tras su muerte, vendiese su armadura pues tenía una deuda que pagar en aquella ciudad. Le pidió que con el dinero de su armadura cubriese aquella deuda. También le pidió que reclamase su cuerpo a Ibn Ziyad y lo enterrase en un lugar apropiado y que avisase a Imam Huseyn (a.s.) de que no viniese a Kúfa y diese media vuelta.
Un momento después, Ibn Ziyad ordenó que llevasen a Muslim a lo alto del edificio y le cortasen la cabeza.
Cuando el noble Muslim estuvo en lo alto del edificio exclamó:
“¡Allahu Akbar! ¡Dios es más grande!”
Con ello, estaba diciendo que, ante él, solamente Dios era importante y que no concedía valor alguno a aquel gobierno demoniaco ni a aquellas gentes que habían sido seducidas por las fuerzas del mal. Después de pedir el perdón de Dios y enviar saludos y bendiciones al Mensajero de Dios, dijo:
«اللهُمَّ احْکُمُ بَيْنَنَا وَبَيْنَ قَوْمِ غَرُّونَا وکَذَّبُونا وَخَذَلُونا».
“¡Oh Dios! ¡Juzga entre nosotros y el pueblo que nos engañó, nos mintió y nos abandonó!”
Después de eso, mientras mencionaba el nombre de Dios, cortaron su bendita cabeza y arrojaron su cuerpo desde lo alto del edifici.[2]
... continuará
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[1] http://arresala.org.br/es/
[2] Islamoriente.com

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