Tras divulgar el Monoteísmo y la fe en un Único Dios entre todos los estratos de la sociedad, lo primero que el Profeta del Islam (s.a.w.) hizo, fue anular todas las creencias e ideas erróneas que la gente tenía respecto a la mujer, y prohibir las conductas siniestras que tenían hacia ellas. Se prohibió totalmente enterrar a las niñas; tras estar acostumbrados a casarse con cuantas mujeres quisiesen y repudiarlas a voluntad sin compensación alguna, el Islam limitó el número de esposas a cuatro
¿Qué derechos le otorga el Islam a las mujeres?[1]
Tras divulgar el Monoteísmo y la fe en un Único Dios entre todos los estratos de la sociedad, lo primero que el Profeta del Islam (s.a.w.) hizo, fue anular todas las creencias e ideas erróneas que la gente tenía respecto a la mujer, y prohibir las conductas siniestras que tenían hacia ellas. Se prohibió totalmente enterrar a las niñas; tras estar acostumbrados a casarse con cuantas mujeres quisiesen y repudiarlas a voluntad sin compensación alguna, el Islam limitó el número de esposas a cuatro, permitiéndoselos solo con la condición de que pudieran mantenerlas y fueran justos con todas ellas, y en caso de divorcio, el hombre debía ahora compensarlas; la mujer obtuvo el derecho a heredar; se prohibió al hijo heredar a las esposas de su padre –práctica arraigada hasta entonces entre los árabes-; y al mismo tiempo se le otorga a ella el derecho a su completa independencia económica y a hacer sus propios negocios sin la intervención de su esposo -mientras que en occidente se les otorgó a partir del siglo XIX o XX, pero no con el fin de defender los derechos de las mujeres, sino para incentivarlas a trabajar como obreras en las fábricas y empresas a cambio de un salario menor que el de los hombres-. El Islam también le otorgó a la mujer el derecho a instruirse, e incluso el derecho a la libre expresión y a votar, a elegir a su esposo, a recibir una dote –que es un regalo para ella, y no para su padre o familia como erróneamente suponen en occidente-, e hizo de la convivencia matrimonial y del buen trato hacia la mujer uno de los más importantes deberes del esposo. Todos los derechos de la mujer referentes al matrimonio, divorcio, herencia, etc., están claramente estipulados en el Corán, junto a una larga lista de derechos de esta índole y temas relativos a su trato y libertad. Por supuesto, también se le han prescripto algunas obligaciones y responsabilidades al igual que se prescribieron también para los hombres.
La visión del Islam respecto a la mujer se puede considerar una visión progresista y al mismo tiempo equilibrada. El Islam, al igual que al hombre, considera a la mujer un ser humano que posee las tres importantes particularidades humanas: el libre albedrío, la capacidad de asumir responsabilidades, y la facultad de superarse y perfeccionarse.
¿Qué tipo de resposabilidades tiene la mujer en la familia y la sociedad? ¿Son iguales que las del hombre?
Según el Sagrado Corán, no hay diferencias entre la mujer y el hombre en cuanto a que ambos son responsables de dirigir a la familia y la sociedad.
Primero: La mujer y el hombre, ambos son el principio de la procreación y supervivencia de la raza humana. Dice el Corán:
﴿ يا أَيُّهَا النَّاسُ إِنَّا خَلَقْناكُمْ مِنْ ذَكَرٍ وَ أُنْثى وَ جَعَلْناكُمْ شُعُوباً وَ قَبائِلَ لِتَعارَفُوا إِنَّ أَكْرَمَكُمْ عِنْدَ اللَّهِ أَتْقاكُمْ ﴾
«¡Oh humanos! Ciertamente que os creamos de un hombre y de una mujer y os dividimos en naciones y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios, el más noble de entre vosotros es el más timorato». (49:13)
Aquí la mujer y el hombre son considerados dos pilares importantes de la sociedad, y el parámetro de superioridad de cada uno, ya sea hombre o mujer, es el temor a Dios.
Segundo: El Islam considera que tanto la mujer como el hombre desempeñan un papel adecuado a cada uno en el surgimiento, edificación, conducción y reforma de la sociedad, de la cual se benefician si ésta es sana, y se perjudican si es corrupta, por lo que es responsabilidad de ambos la correcta conducción de la misma:
Dios Altísimo, en el Sagrado Corán dice:
﴿ وَ الْمُؤْمِنُونَ وَ الْمُؤْمِناتُ بَعْضُهُمْ أَوْلِياءُ بَعْضٍ يَأْمُرُونَ بِالْمَعْرُوفِ وَ يَنْهَوْنَ عَنِ الْمُنْكَرِ وَ يُقِيمُونَ الصَّلاةَ وَ يُؤْتُونَ الزَّكاةَ وَ يُطِيعُونَ اللَّهَ وَ رَسُولَهُ …﴾
«Los creyentes y las creyentes son protectores unos de otros. Recomiendan el bien y prohíben lo que está mal. Observan la oración, pagan el zakat y obedecen a Dios y a Su Mensajero…». (9: 71)
En Palabras de Dios, las mujeres, al igual que los hombres, tienen la gran responsabilidad de proteger a la sociedad: deben encomendar el bien y prohibir lo ilícito, oponerse a la trasgresión y la opresión, defender los derechos de los oprimidos, ayudar a los necesitados, luchar en contra de la corrupción moral y social, educar correctamente a niños y jóvenes, incrementar el nivel de conocimiento de los individuos de la sociedad, proteger y difundir la religión, fortificar y consolidar el gobierno justo islámico, defender los valores islámicos, ayudar al poder económico de la familia y del país, además de otras obligaciones en común.
Por lo tanto, en todos los ámbitos donde los hombres intervienen, las mujeres también deben intervenir, excepto en algunos casos excepcionales, como lo son el estar presentes en el campo de batalla lo cual no es responsabilidad de la mujer, aunque no por eso se le prohíbe recibir entrenamiento militar para casos en que se vea obligada a la defensa de su nación, ya sea en el frente de guerra o en la atención de los combatientes heridos. Y esto es en realidad considerado un deber para el hombre debido a sus capacidades físicas, y no un privilegio.
Tercero: Otra de las responsabilidades que tienen tanto la mujer como el hombre es la de obtener conocimiento. Hace 14 siglos el Islam hizo gran énfasis en la obtención de la ciencia por parte del musulmán (sea hombre o mujer). El Noble Profeta (s.a.w.) dijo: “Quien procura el conocimiento es como el que ayuna en el día y se mantiene erguido durante la noche (rezando); ciertamente que un área del conocimiento que la persona aprenda es mejor para ella que si tuviera (la montaña de) Abu Qubais en oro y lo gastara en el camino de Dios”. [Bihâr al-Anwâr, t.1, p. 184]. Esta declaración fue puesta en práctica por los musulmanes –tanto hombres como mujeres- a través de la historia, es por eso que vemos que en la época del oscurantismo para la sociedad occidental, el Islam atraviesa su época de oro, y aporta muchos descubrimientos científicos a Occidente.
La mujer musulmana tiene la responsabilidad de esforzarse por adquirir conocimiento para poder desempeñarse y tener una participación activa en todas las áreas que su sociedad necesite. En cambio, todavía en el siglo XVIII Jean Jacques Rousseau decía en su “Emilio” que “una mujer sabia es un castigo para su esposo, sus hijos, sus criados, y para todo el mundo”.
Hoy en el Irán islámico el 60% del alumnado en las universidades son mujeres.
Cuarto: Si la mujer comete algún delito u ofensa también es responsable, y su castigo es equivalente al de un hombre, en un caso semejante. Y si sufre daño o perjuicio, recibe las compensaciones debidas, igual que un hombre en su situación.
Hasta aquí hablé de algunas responsabilidades generales que incumben tanto el hombre como a la mujer. Ahora, hay otras responsabilidades que competen a cada uno en particular. Desde el punto de vista del Corán y el Islam, el objetivo de la creación del hombre y la mujer es la misma, esto es, la adoración de Dios y alcanzar la felicidad eterna. Por otra parte, es obvio que para lograr esto, necesitamos de medios y condiciones adecuadas, y Dios Altísimo ha dispuesto las condiciones –tanto en el aspecto existencial (takuînî) como legislativo (tashrî‘î)- para que la mujer y el hombre, cada uno conforme a sus capacidades, puedan seguir el camino que los llevará a la felicidad en este mundo y en el otro.
Pero, ¿el que haya una uniformidad de objetivo, necesariamente significa que debe haber una uniformidad en la marcha para llegar a ese objetivo? Consideremos un grupo o institución que se ha propuesto un objetivo común para todos sus miembros, para lo cual divide las actividades que cada miembro deberá realizar para alcanzar el mismo objetivo de acuerdo a las capacidades de cada uno. Por ejemplo, el Ministerio de Educación Superior tiene la responsabilidad de elevar el nivel académico de los alumnos de acuerdo a las necesidades de la sociedad. Para ello, cada alumno elige una carrera acorde a su propia inclinación y capacidad en vistas de alcanzar el objetivo. La diversidad de carreras en las universidades, y de libros y profesores, no significa que haya diversidad en el objetivo final.
La página de la existencia tampoco está exenta de esta pauta, y podemos observar la más bella armonía en el marco de la repartición de responsabilidades naturales. El que la mujer y el hombre sean idénticos en cuanto al objetivo final de la creación, no significa que las responsabilidades de cada uno deban también ser del todo idénticas. Es posible que cierta acción que lleva a la mujer hacia la perfección y la dispone en el camino de la felicidad, no sea precisamente la misma acción que llevará al hombre a la perfección.
Las diferencias en las responsabilidades y roles se deben a las diferencias en las características existenciales y a la imperiosidad de que haya una armonía en los asuntos sociales, y no debemos suponer que estas diferencias son un criterio para otorgar cierto valor a las personalidades de la mujer y del hombre.
Estos caminos han sido trazados de tal manera que finalmente conducen al bienestar general de la sociedad y a la perfección de cada uno de los individuos.
[1] . FatimaTV.es
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