La vida de Ayatullah Sayyid Muhammad Husayn Tabataba’i

Sáb, 05/12/2018 - 09:25
Ayatullah Sayyid Muhammad Husayn Tabataba’i

Ayatullah Sayyid Muhammad Husayn Tabataba’i, nació en 1904 en la ciudad de Tabriz, en el Azarbaiyán iraní, en el seno de la familia Tabataba’i, la cual durante los últimos tres siglos ha producido generación tras generación destacadísimos sabios religiosos. Los sadat (plural de Sayyid) de esta familia descienden del segundo Imam, al-Hasan ibn ‘Ali. Este clan familiar también recibe el nombre de al-Qadi. Pasó su infancia en Tabriz, donde estudió hasta los veinte años, y en 1923 partió para Nayaf (Iraq), entonces el más importante centro de enseñanza de ciencias religiosas. Allí comenzó sus estudios superiores de jurisprudencia con destacados sabios tales como los shayjs Muhammad Husayn Na’ini al -Gharawi (1860-1936) y Muhammad Husayn Isfahani (1878-1942). Estudió igualmente matemáticas tradicionales con el Sayyid Abu ‘l-Qasim Ya’far Jansari (1895/96-1961) y filosofía y metafísica con el Sayyid Husayn al-Badkubi. En el campo de la gnosis (‘irfan) y la ética (ajlaq) recibió enseñanza de su pariente el Sayyid Mirza ‘Ali Aqa Qadi Tabataba’i (1869-1947). De todos sus maestros, Al’lamah Tabataba’i parece que sintió una especial atracción y afecto por Mirza ‘Ali Aqa Qadi, el cual era un ‘arif (gnóstico) realizado. Se cuenta que el Al’lamah dijo en una ocasión: “Había leído el Fusus al-hikam (‘las gemas de las sabidurías de los Profetas’) de Ibn ‘Arabi y pensé que lo había comprendido, pero después de conocer a Qadi me di cuenta de que había algo en el Fusus que no había entendido”. También se relata que dijo:“Todo lo que tengo, lo he tomado del ‘marhum Qadi’”. Mirza ‘Ali Al’lamah Muhammad Husain Tabataba’i Qadi había recorrido las etapas del ‘irfan y el viaje espiritual, y tenía visiones y, según se cuenta, realizaba milagros. Cada año pasaba el mes de Ramadan en una localidad diferente para que nadie conociera su estado. Al’lamah Tabataba’i vivió en Nayaf con el consentimiento de su hermano mayor, quien era un hombre de religión, y sus gastos se los costeaba su familia, cuyas propiedades estaban situadas en la localidad de Shadabad, en las cercanías de Tabriz Sin embargo, en 1935, en sus propias palabras, debido a la necesidad de ganarme la vida, me vi impelido a volver a mi ciudad natal, y pasé un poco más de diez años en esa condición.. Durante esos diez años tuvo que ganarse la vida mediante el trabajo del campo en Shadabad. La difícil e inestable situación del Azarbaiyán iraní durante esos años, con la invasión soviética de 1941 y la posterior instauración por los comunistas locales de un gobierno independiente en 1945, hizo que Al’lamah Tabataba’i decidiera finalmente abandonar Tabriz y se estableciera en la ciudad de Qum (año 1945) La vida espiritual y filosófica del Al’lamah alcanzará su punto culminante en Qum. Fue en esta ciudad donde salieron de la pluma de Al’lamah Tabataba’i sus obras más importantes, como Tafsir al-Mizan, Usul al-Falsafah, y otros muchos más libros y artículos. Su presencia en Qum fue además de gran trascendencia para la institución de enseñanza religiosa (al-hawzah al-ílmiyyah) de esa ciudad, ya que abrió nuevas dimensiones en el método de interpretación del Corán, y dio un nuevo impulso a la investigación filosófica, especialmente la centrada en el sistema de Sadr al-Din al-Shirazi (Mulla Sadra) el gran teósofo (hakim) iraní del siglo XVII1 .
Por otra parte, Al’lamah Tabataba’i se esforzó por contrarrestar la creciente influencia que las ideologías materialistas occidentales, en particular el marxismo, tenían sobre la sociedad iraní. Estudió, pues, las teorías del materialismo histórico-dialéctico y las El viaje espiritual refutó en su libro titulado Usul al-Falsafah va Ravesh-e Re’alism (‘Los Principios de la Filosofía y el Método del Realismo’). A partir de 1950 comenzó a viajar semanalmente a Tehran – en algunas ocasiones dos veces por semana -, dedicándose a enseñar allí a un grupo de alumnos. Esta actividad complementaba su actividad docente en Qum. El círculo de Tehran, que incluía no solamente a famosos ulemas shi’íes como Morteza Mutahari, sino también (durante el verano) a Henry Corbin2 y ocasionalmente a otros islamólogos occidentales3 , ayudó a extender más las enseñanzas del Al’lamah, y pronto fue reconocido como una de las principales
figuras intelectuales del shi’ísmo, al mismo tiempo maestro de las ciencias religiosas (especialmente la exégesis coránica), la filosofía islámica y la gnosis (‘irfan). A pesar de padecer problemas con la visión que estorbaron sus actividades hasta el final de sus días, Al’lamah Tabataba’i fue un autor sumamente prolífico. Además de enseñar durante la semana y de formar a incontables estudiantes, escribía prácticamente todos los días. Mientras tanto, y paralelamente a toda esta actividad en los campos de la filosofía tradicional y la gnosis, Al’lamah Tabataba’i continuó trabajando en su comentario coránico, Tafsir al-Mizan, hasta su finalización a mediados de la década de los setenta. Esta obra, escrita originalmente en lengua árabe, consta de veintisiete volúmenes y está considerada como una de las más importantes en el campo de la exégesis coránica. En palabras de Sayyid Husayn Nasr: “Este comentario, basado en el principio de hacer que una parte del Corán interprete otras (al-Qur’an yufassiru ba’dahu ba’dan), es una suma del pensamiento religioso islámico, en la que se combinan las ciencias del Corán, la teología, la filosofía, la gnosis, la historia sagrada y las enseñanzas sociales del Islam”4 . Para terminar reproducimos el siguiente fragmento que nos Al’lamah Muhammad Husain Tabataba’i muestra cómo era el carácter y la forma de ser de Al’lamah Tabataba’i: “Al’lamah era un hombre muy modesto. En sus clases, en la presencia de sus alumnos jamás se apoyaba sobre un cojín ni contra la pared. En su habitación y en donde enseñaba a sus alumnos particulares, y mantenía con ellos discusiones sobre filosofía y gnosis, los estudiantes se sentaban en un lugar por encima del suyo. En moralidad, el Al’lamah manifestaba una dignidad profunda y tranquila, serenidad, confianza en Dios, pureza, humildad, bondad y otros grados de virtud. Los efectos de la grandeza de su espíritu eran evidentes en su rostro... el Shahid (Morteza) Mutahari ha dicho sobre él: ‘Hadrat Aqa Tabataba’i ha alcanzado un punto tal de austeridad respecto a la perfección espiritual que es capaz de observar figuras ocultas que la visión de los individuos normales no puede percibir’”.
Además, respecto a su pureza de corazón se cuenta que el propio Al’lamah dijo una vez: “Un día estaba sentado en la mezquita de Kufah, dedicado al recuerdo (de Allah), cuando una hurí celestial vino a mi derecha portando en su mano una copa de vino del paraíso que traía para mí y me la ofreció. En el momento en que quise ocuparme de ella recordé de pronto las palabras de mi maestro y me cubrí los ojos y no le presté atención. La hurí se levantó, vino a mi izquierda y volvió a ofrecerme la copa. Una vez más la ignoré y me aparté de ella. La hurí se ofendió y se marchó. Hasta el día de hoy, cada vez que me pienso en esto me conmuevo por la ofensa que sintió la hurí” Al’lamah Tabataba’i falleció en Qum el 15 de noviembre de 1981.(El viaje spiritual,P 6)

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