En cuanto al derecho de quien te gobierna, debes saber que has sido designado y considerado como prueba para él. A la vez, tú estás a su cargo por lo que Dios le ha concedido de autoridad sobre ti. Debes serle sincero en el buen consejo y no te enfrentes a él ya que puede extender su mano sobre ti, lo que será causa de tu aniquilación así como de la suya. Debes brindarle con humildad y suavidad aquello que le complace, le aleje de ti, y que no perjudique tu religión pidiendo para ello la ayuda de Dios. No le rivalices en el poder ni le combatas, ya que si lo haces te rebelas contra él y contra tu propia alma pues la expones a su aversión, así como lo expones a que te destruya. Es más conveniente que seas su auxilio, y su socio en lo que hace contigo. Y no hay poder sino en Dios.
Epístola de los derechos del Imam Sayyad (P), Pág. 17.
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