los orientalistas y Qadir Jum 1
los orientalistas y Qadir Jum 2
...La razón de este estado de cosas radica en los caminos por los que los eruditos occidentales entraron en el campo de los estudios islámicos. Hodgson, en su excelente revisión de la erudición occidental, escribe:
"Primero, estaban aquellos que estudiaron el Imperio Otomano, que desempeñó un papel tan importante en la Europa moderna. Por lo general, llegaron a él en primera instancia desde el punto de vista de la historia diplomática europea. Tales eruditos tendían a ver todo el Islamismo desde la perspectiva política de Estambul, la capital otomana.
En segundo lugar, estaban aquellos, normalmente británicos, que ingresaban a los estudios islámicos en la India para dominar el persa como buenos funcionarios, o al menos estaban inspirados por el interés indio. Para ellos, la transición imperial de Delhi tendía a ser la culminación de la historia islámica.
En tercer lugar, estaban los semitistas, a menudo interesados principalmente en los estudios hebreos, que se sintieron atraídos por el árabe. Para ellos, el cuartel general solía ser El Cairo, la más vital de las ciudades que utilizaban el árabe en el siglo XIX, aunque algunos se dirigieron a Siria o el Magreb. Por lo general, eran filólogos más que historiadores, y aprendieron a ver la cultura islámica a través de los ojos de los últimos escritores sunitas egipcios y sirios más en boga en El Cairo. Otros caminos, el de los españoles y algunos franceses que se centraron en los musulmanes en la España medieval y el de los rusos que se centraron en los musulmanes del norte, fueron generalmente menos importantes".
Es bastante obvio que ninguno de estos caminos habría llevado a los eruditos occidentales a los centros de aprendizaje o literatura chiítas. La mayoría de lo que estudiaron sobre el chiísmo se canalizó a través de fuentes no chiítas. Hudgson, quien merece nuestro mayor elogio por darse cuenta de este punto, dice: "Todos los caminos coincidían en prestar relativamente poca atención a las áreas centrales del Creciente Fértil e Irán, con su tendencia hacia el chiísmo; áreas que tendían a estar más alejadas de penetración occidental". Y después de la Primera Guerra Mundial, "el camino de El Cairo hacia los estudios islámicos se convirtió en el camino de los islamistas por excelencia, mientras que otros caminos hacia los estudios islámicos comenzaron a considerarse de mayor relevancia local".
Por lo tanto, cada vez que un orientalista estudiaba el chiísmo a través de caminos otomanos, cairotas o indios, era bastante natural que tuviera prejuicios contra el Islam chiíta. “Los historiadores musulmanes de la doctrina [que en su mayoría son sunitas] siempre trataron de demostrar que todas las demás escuelas de pensamiento distintas a la suya no solo eran falsas sino, si es posible, menos que verdaderamente musulmanas. Su trabajo describió innumerables firqahs en términos que fácilmente inducen a error. eruditos modernos en suponer que se referían a tantas sectas heréticas.”
Y así vemos que hasta hace muy poco tiempo, los eruditos occidentales describían fácilmente al sunnismo como Islam ortodoxo y al chiísmo como una secta herética. Después de categorizar el chiísmo como una secta herética del Islam, se volvió "inocentemente neutral" para los eruditos occidentales absorber el escepticismo sunita con respecto a la literatura chiíta temprana. Incluso el concepto de taqiyyah (disimulo cuando la vida de uno está en peligro) fue exagerado y se asumió que cada declaración de un erudito chiíta tenía un significado oculto. Y, en consecuencia, cada vez que un orientalista estudiaba el chiísmo, su nuevo compromiso con la tradición judeocristiana de Occidente se combinaba con la tendencia sunita contra el chiísmo.
Uno de los mejores ejemplos de este sesgo compuesto se encuentra en la forma en que los orientalistas estudiaron el evento de Qadir Jum, un tema que constituye el objetivo principal de este artículo.
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