En las clases de las maravillas de la creación de Dios, dadads por el Imam Sadiq (P) a Mufaddal, explica los benedicios del llanto del bebé de la siguiente manera:
Observa, ¡oh, Mufaddal!, el beneficio del llanto de un niño. Debes saber que en el cerebro de los bebes hay humedad, y si ésta permaneciera en ellos, ocurrirían grandes problemas y dificultades, como la pérdida de la visión y otras cosas. Entonces, al llorar esta humedad sale de sus cabezas, dando como resultado la salud para su cuerpo y su visión. Por lo tanto, el llanto es beneficioso para el niño. Sin embargo, al desconocer esto, sus padres intentan calmarlo, buscando satisfacerle para que no llore más. Pero ellos no saben que el llanto es beneficioso y bueno para el niño. Así también existen muchos beneficios desconocidos por quienes creen que el mundo fue creado sin un fin. De saberlo, no habría considerado que algo no tienen utilidad por no conocer las causas. En verdad, todo cuanto ignoran los incrédulos, lo conocen los sabios. Y existen, además, muchas cosas que el conocimiento de las criaturas no puede alcanzar, mientras que la Ciencia del Creador, Majestuosa sea Su Santidad y elevada sea Su Palabra, sí las abarca.
En cuanto al agua que corre de las bocas de los bebes, a través de esto elimina humedad, la cual si permaneciera en sus cuerpos acarrearía terribles problemas y dolores. Ves que a quien ha dominado la humedad es demente, de intelecto débil y simple, con delirios y otras enfermedades diferentes como la hemiplejia y la parálisis que le causan la torcedura de la boca y cosas semejantes. Entonces, Dios Ha hecho que esta humedad salga del pequeño por sus bocas para su salud. Del mismo modo, cuando crecen Él los favorece en aquello que ellos no saben, observándolos respecto de lo que ellos no conocen. Si conociesen Sus Mercedes sobre ellos, jamás Lo habrían desobedecido (ni Lo hubieran negado). Entonces, ¡Glorificado sea Él, que es Grande y Perfecto! Sus Mercedes son abundantes para los merecedores y para toda la creación en general. ¡Dios está por encima de lo que dicen los charlatanes (y mentirosos)!.
Referencia:
Tauhid Muddafal, Una exposición sobre Dios
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