¿Por qué adorar?
La adoración, que significa humillación, es la forma más alta de humillación y tensión ante Dios. En su importancia, basta con que la creación del universo y la resurrección de los profetas (el mundo de la creación y la legislación) sea para el culto. Dios dice:
وَمَا خَلَقْتُ الْجِنَّ وَالْإِنسَ لِلَّا لِيَعْبُدُونِ »** ذاریات ، آیه 56. ***
El propósito de la creación del universo y los genios y la humanidad es adorar a Dios.
El registro de todos los profetas y su misión ha sido la invitación del pueblo a adorar a Dios:
Por lo tanto, el propósito de la creación del mundo y la resurrección de los profetas fue adorar a Dios.
Está claro que Dios Todopoderoso no necesita nuestra adoración. No hay maestro.
Las raíces de la adoración
Lo que obliga (o debería obligar) al hombre a adorar y servir a Dios son cuestiones, que incluyen:
1- La grandeza de Dios
Cuando el hombre se ve a sí mismo ante la grandeza y la gloria de Dios, inconscientemente se siente humilde ante él. Al igual que ante un científico y una figura importantes, el hombre se desprecia a sí mismo por pequeño e insignificante, se inclina y lo honra.
2- Sensación de pobreza y dependencia
Es parte de la naturaleza humana humillarse cuando uno se ve necesitado y dependiente de alguien.
Nuestra existencia depende de la voluntad de Dios y lo necesitamos en todo. Este sentimiento de impotencia y necesidad lleva al hombre a adorar a Dios. Dios que en última instancia es perfecto e innecesario. En algunos hadices, si no fuera por la pobreza, la enfermedad y la muerte, algunas personas nunca habrían inclinado el cuello ante Dios.
3- Prestando atención a las bendiciones
El hombre siempre tiene el lenguaje de la alabanza y la servidumbre ante las bendiciones. Recordar las innumerables bendiciones de Dios puede ser la motivación más fuerte para prestar atención a Dios y adorarlo. En las oraciones de los imanes infalibles, por lo general, primero se recuerdan las bendiciones de Dios, incluso antes del nacimiento del hombre, y de esta manera, él reaviva el amor del hombre por Dios, luego pide su necesidad.
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