Las profundidades del ser humano lo impulsan a buscar a Dios P 1

Sáb, 11/27/2021 - 07:46
Las profundidades del ser humano lo impulsan a buscar a Dios

Más allá del complejo sistema de su cuerpo el hombre tiene vastas dimensiones vitales que de ningún modo están confinadas al mecanismo corporal. Para descubrir aquellos aspectos y planos que están más allá de la estructura del cuerpo y la dimensión física del hombre, se deben buscar las estructuras interiores y espirituales del ser humano y percibir los vastos horizontes de su naturaleza intelectual junto a las delicadas y refinadas manifestaciones de sus sentimientos e instintos.

Una de las particularidades psicológicas del hombre es el deseo y la aspiración innatas por conocer la verdad e informarse sobre la realidad. Surge en cada hombre en su misma infancia y se extiende hasta el fin de su vida. La juventud en todo el mundo ha estado exhibiendo una reacción práctica y diciendo enfáticamente que encuentra sus vidas vulgares y sin sentido en los magníficos palacios que han construido para ella.

Los jóvenes quieren saber: Si la gente es generalmente feliz en este magnífico palacio; si el llenar la vida con todo tipo de confort y paseos los llevará a las playas de la alegría; si esta espléndida civilización da alguna importancia al propio hombre; si todas las cosas inventadas para facilitar la vida sirven realmente al hombre o por el contrario dichas cosas se han apropiado de todas las capacidades mentales y físicas del hombre; si esta espléndida civilización, que ha reducido tanto las distancias entre las ciudades, los continentes y los planetas, convirtiéndolo todo en una casa grande, también ha acercado más los corazones de sus habitantes, o si por el contrario, a pesar de la reducción de las distancias, sus corazones se han alejado más, o lo que es peor, ya no poseen corazones y el hombre ahora solamente tiene manos y cerebro dedicados exclusivamente a satisfacer su estómago, a servir a su lujuria y a buscar riquezas o bienes, estatus y otras cosas similares.

Esta búsqueda innata de la verdad, que a veces se denomina sentido de curiosidad, puede estimular al hombre a pensar en los asuntos religiosos, y proponerse conocer la verdad sobre ellos. Por ejemplo:

¿Existe, acaso un ser oculto, no sensible, inmaterial? En caso de que efectivamente exista, ¿hay comunicación entre ese mundo oculto y el mundo material y sensible? En caso de que haya comunicación, ¿existe un ser no sensible que sea el Creador del mundo material? ¿Acaso la existencia del hombre es posible solamente en este cuerpo material, y su existencia se limita a esta vida mundanal, o posee otra vida? En caso de existir otra vida, ¿existe comunicación entre la vida de este mundo y la del otro? En caso de que la comunicación exista, ¿qué clase de fenómenos de este mundo afectan los asuntos del otro? ¿Qué camino o método existe para conocer el programa correcto de vida, un programa que garantice la felicidad y bienestar en ambos mundos? Finalmente: ¿Cuál es ese programa? En suma, ¿es ese instinto de búsqueda de la verdad el primer factor que incentiva al hombre a analizar todos los asuntos y a conocer la religión verdadera?

tolidi: 
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