Un creyente que fue de los que se extravían

Vie, 05/05/2017 - 07:52

de una persona creyente, identificada con las señales y la guía divina como si de su propia piel se tratase, pero que abandona la fe y se pierde. Se refiere a uno de los Hijos de Israel llamado Bal‘am ben Ba‘ura. Según una tradición que se remite al Imam ‘Ali al-Rida’, Bal‘am conocía el nombre supremo de Dios e invocando ese nombre pedía a Dios y Dios le concedía sus ruegos. Entró al servicio del Faraón y este le dijo: “Pide a Dios que nos entregue a Moisés y a sus seguidores.”-

El Corán nos cuenta una historia de una persona creyente que por sus acciones fue de los que se extravían. Cuéntales la historia de aquel a quien Nosotros dimos nuestros signos y se despojó de ellos, entonces Satanás le siguió y fue de los que se extravían. Y, si Nosotros hubiésemos querido, le habríamos elevado mediante ellos, pero él se inclinó a lo terrenal y siguió a sus pasiones. Su ejemplo es como el del perro, que si le atacas jadea y si no le haces caso jadea.4 Así son quienes desmienten Nuestras señales. Cuéntales, pues, la historia, quizás así reflexionen.[1]"
¿Quién era esta persona? ¿Qué fue su historia?
Estos versículos   hablan por tanto de una persona creyente, identificada con las señales y la guía divina como si de su propia piel se tratase, pero que abandona la fe y se pierde. Se refiere a uno de los Hijos de Israel llamado Bal‘am ben Ba‘ura. Según una tradición que se remite al Imam ‘Ali al-Rida’, Bal‘am conocía el nombre supremo de Dios e invocando ese nombre pedía a Dios y Dios le concedía sus ruegos. Entró al servicio del Faraón y este le dijo: “Pide a Dios que nos entregue a Moisés y a sus seguidores.” Bal‘am montó es su burro para ir a detener a Moisés, pero el animal se negaba a caminar y Bal‘am comenzó a golpearle. Dios desató la lengua del burro y éste dijo a Bal‘am: «¿Por qué me golpeas? ¿Acaso quieres que te acompañe en tus imprecaciones contra el Mensajero de Dios y la gente de fe?» Bal‘am al oír aquello se llenó de ira y golpeó al animal hasta la muerte y, en ese mismo momento, Dios le arrebató el conocimiento de Su Nombre Supremo.[2]
[1] . El sagrado Corán 7:176
[2] . Tafsir-e Qommi, t. I, p. 248.

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