En la época de la revelación del Sagrado Corán en la península arábiga así como en muchas partes del mundo, eran adorados los ídolos en lugar de Dios.
También consideraban al mismo hombre como un dios, tal como declara el Corán acerca de los judíos y cristianos: “Han tomado a sus doctores y a sus monjes como señores en lugar de tomar a Dios...“ (9:31)
De cualquier forma y resumiendo, cuando el ser humano se desvía del camino del monoteísmo, se sumerge en fantasías y mitos de diversas clases. En el pasado, el desvío adoptó la forma de adoración de distintos dioses y de doctores y monjes; actualmente tiene otra forma (aunque no es del todo ajena a la anterior). Todas estas variantes originan la desunión y la discrepancia entre las comunidades. Por todo esto, los Profetas (P) se levantaron para enfrentar este desvío y convocar a la Humanidad hacia un Dios Unico, rechazando los ídolos fabricados para extraviar a la gente y dañar los intelectos. Con esta
convocatoria se ha construido una comunidad monoteísta. Y por la importancia de este objetivo es que luego de “En el Nombre de Dios...“ se reveló “La Alabanza sea exclusivamente para Dios...“, con esta aleya, el Corán rechaza todos los ídolos y falsos dioses, estableciendo las coronas de la unidad y el monoteísmo.
Es interesante saber que los musulmanes tienen la obligación de recitar esta frase por lo menos 10 veces al día en sus oraciones cotidianas, lo cual afirma la idea del monoteísmo y rechaza el concepto del señorío de todos los ídolos y dioses, sobre los cuales impera la sombra del Señorío de Dios, el Señor del Universo. Así, ellos no pueden olvidar este importante asunto y evitan confundirse en los desvíos de la idolatría.
Si hubiera en ellos dos otros dioses aparte de Dios, ambos se corromperían (parte 2)
Jue, 04/25/2019 - 15:25
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