¿Mustafa Chamrán quién era? P2

Jue, 01/13/2022 - 08:33
¿Mustafa Chamrán quién era? P2

El doctor Chamran (ra) no perdía un minuto de su tiempo, cuando no estaba trabajando, leía o escribía. Inclusive cuando se retrasaba una reunión o un evento, aprovechaba esos minutos para escribir, cabe decir que escribía para él, no con la intención de que un día sus obras se publiquen. A veces se trataba de hablar y comunicarse con Dios (Alabado y Exaltado sea), otras con el Imam Ali (la paz sea con él) y otras con el Imam Husain (la paz sea con él). A veces sus escritos eran analíticos, otras veces Chamrán era invadido por un espíritu artístico, poético y muy místico.

También podemos apreciar en sus escritos cómo este gran mártir relata hechos históricos con increíble claridad, simpleza y visión y muchas otras veces escribía sobre sus aflicciones, preocupaciones y dolor, que eran mayormente entorno a problemas sociales. En fin, como podemos observar en estas memorias escritas por el doctor Chamrán, escribía acerca de todo lo que sentía, sea amor al Creador, o fervor, indignación, dolor, etc. Y también acerca de lo que sucedía a su alrededor, todo lo que percibía, sea guerra, resistencia o martirio y también sobre su propio camino hacia Dios y lo divino. Lo maravilloso es que él no lo hacía con la intención de que los demás lo lean, sino tan solo para registrar sus avances en este sagrado camino que afortunadamente hoy tenemos en nuestras manos.
Le pedimos a Dios (Alabado y Exaltado sea) que nos ayude a conocer a esta gran personalidad más en profundidad y poder así beneficiarnos y crecer como seres humanos.

Memorias del Shahid Murteza Chamrán Comienzos del verano de 1959
“Tengo decidido de ahora en más ser una buena persona, lavarme las manos del pecado, someter mi corazón a Dios de una vez por todas y cerrar los ojos ante el mundo y lo que hay en él. He vivido mi infancia rodeado de grandeza, honor, humildad y temor a Dios. Yo fui un buen ser humano (se refiere a que era correcto, humano, puro) y debo tomar la decisión de cambiar muchas cosas en mí a partir de ahora. Sí, que mi único placer sean las lágrimas (de amor Dios). El día a día hace que uno madure, y los pecados, así como el fuego, queman.”

Comienzos de la primavera de 1960 “Ya va a ser un año que me quemo en un fuego ardiente, no hay noche que duerma sin lágrimas en los ojos y que los ardientes suspiros no hayan reducido mi alma y corazón a cenizas. ¡Dios! No sé hasta cuándo me seguiré quemando, ¿Cuánto más tengo que sufrir? Siempre, en todo lugar, Tú has sido testigo. Tenía un amor puro y lo había dedicado a adorarte a ti, pero luego se transformó en este fuego ardiente que destruye mi ser. Siento que me quemaré por toda la eternidad. Seré una vela con fuego candente, cuyo ardor, quizá de placer a la humanidad. ¡Dios! Te pido paciencia y me dirijo hacia Ti. Dios, ayúdame. Hoy es la noche número 19 de Ramadán, es decir el día que el enaltecido líder de la humanidad se ahogaba con su propia sangre (se refiere al día en que el Imam Ali, la paz sea con él, fue martirizado). Es el día que me hace pensar y reflexionar sobre su sacrificio, grandeza y generosidad, y pedirle sinceramente que me brinde su ayuda y me llene de voluntad y decisión. Le ofrezco, con mucho amor, mis lágrimas, es decir el extracto de mi vida. Uso a las montañas de refugio, para que hoy, después de miles de años pueda hablar íntimamente con él, contarle lo que siento dentro y pedirle ayuda encarecidamente.

¡Dios mío! No sé cuál es mi objetivo en esta vida. No me satisface ni el mundo entero con todo lo que se encuentra en él. Veo a la gente, siempre corriendo en alguna dirección, trabajando duro, esforzándose para llegar al punto donde clavaron sus ojos. Pero Señor mío, las cosas que desean los demás me causan rechazo. A pesar de que yo, aún más que ellos, corro tras mis objetivos y me esfuerzo. Aunque sacrifico el descanso de la noche y la alegría del día por mis actividades y trabajo, el resultado no me sacia. Lo hago sólo porque es mi responsabilidad ante Dios Altísimo y por eso es que me involucro en las disputas de la vida y en este camino no espero nada a cambio. El cansancio para mí ya no tiene significado, el insomnio es algo de todas las noches. La carga de tristeza y dolor me ha hecho tan firme como una montaña. El dolor y el castigo ya no me afligen. Duermo en donde sea que pueda y me levanto cuando quiera que sea necesario.

¡Qué largas las horas que descansé sobre la tierra en las colinas de California! ¡Cuántas madrugadas deambulé por rutas abandonadas y colinas desiertas, como los vagabundos! ¡Cuántos largos días pasé con hambre! Soy como un mendigo, un vagabundo en el valle de la humanidad, desconcertado, quizá ya ni siquiera pertenezca a la humanidad, ya que no tengo los mismos sentimientos e ilusiones que los demás Oh Dios Altísimo, ¿Qué me queda? ¿Acaso mi piel y mis huesos serán lo que definan mi identidad y personalidad? ¿Acaso mis ideales, ilusiones y pensamientos son los que forman mi identidad?

¿Qué es lo que me constituye (mi “yo”)? ¿Qué es lo que me identifica ante los demás? Observo mi propia existencia, investigo lo que hay a mi alrededor con la esperanza de encontrar algo que esté relacionado con mi ser, por más pequeño que sea, que yo pueda entender y percibir. Pero no encuentro más que un corazón ardiente, del cual salen llamas que a veces iluminan mi ser y otras quedo enterrado bajo sus cenizas. Así es, el único efecto que encuentro de mi existencia es un corazón ardiente, que resulta ser mi único criterio, a través de él veo el mundo, y todo cambia, los colores cambian y las criaturas se manifiestan de otra manera.”

tolidi: 
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