ISLAM Y RACISMO

La unidad es la base de la teología islámica, por tanto, la unidad es la base de su filosofía social.

Toda la humanidad es una “gran unidad”. Sus individuos son miembros de una sociedad, la cual es tan comprensiva que abarca todas las diferencias. En ella se encuentra que la hermandad, el afecto, la amistad y las relación humana es la esencia. Las distinciones no suponen diferencias, ni de color, cultura, clase, costumbres ni de idioma. En todo el ancho mundo, la regla de la sociedad del Islam es el mutuo respecto como seres humanos buscando el bien común, sin superioridad ni inferioridad, dando que toda la humanidad fue creada de un alma humana original, compartiendo una común humanidad hombres y mujeres, negros y blancos, pobres y ricos, civilizados y salvajes verdaderamente. “Dios hace un solo genero humano de todas las naciones sobre la tierra si Le sienten y Le encuentran”.

En la Sura 4, “Las Mujeres”, aleya 1: “¡Hombres! ¡Temed a vuestro Señor, Que os ha creado de una sola persona…!” No dejando lugar para las divisiones nacionalistas. Las diferencias de piel e idioma son meramente pruebas del poder del Creador. Incitan a los hombres a estudiar la Santa voluntad y poder de Quien de una simple raíz creó tantas variaciones de color, figuras y lenguas: como está escrito en la Sura 30 “Los Bizantinos”, aleya 21: “Y entre Sus signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ellos signos para los que saben”.

Se escribe en la Sura 2, “La Vaca”, aleja 213: “La humanidad constituía una sola comunidad. Allah suscitó profetas portadores de buenas nuevas, que advertían y Reveló por su medio la Escritura con la Verdad para que decida entre los hombres sobre aquello en que discrepaban. Sólo aquellos a quienes se les había dado discreparon sobre ella”. Esta aleya revela que, al principio, la humanidad era una sola nación sin diferencias, separaciones ni conflictos, sino gozando de unidad, cooperación y armonía. Imam Alí (P) nos dejó el inapreciable legado de “Nahjul Balagha”, donde expresa su verdad así: “Haz tu corazón un trono de misericordia hacia la gente. Muéstrales amor y atención perfectas.

Nunca la trates como animal de rapiña que desgarra y despedaza propiedades y personas. Son uno en dos grupos, aquellos que son hermanos en la fe o quienes son seres humanos de tu género”.

Esta afirmación abarca todas las razas, todas las culturas y todas las lenguas. La unidad y la unión entre los individuos subsistirán bajo la férula de la unidad de pensamiento y espíritu, la unidad de convicciones y fines; no puede haber unidad bajo otro orden. Una sociedad que cae en la división de pensamientos y convicciones y los limites de afecto se perderán; cuando crezca la adversidad, las necesidades materiales incrementarán las diferencias, los conflictos y las tensiones.

Así es porque el lazo de unidad más fuerte entre las naciones es el religioso. En este lazo de unión el Islam ha empujado a las personas y a los pueblos a la unidad, liberándolos de las trampas de la división y la diferencia, y convocándoles a establecer las bases del acuerdo y la concordia en una sociedad de hermandad que es el estado natural del hombre. El Islam considera a la humanidad como una gran familia de hermanos y hermanas.

En la familia humana, la relación paterno-filial es un lazo más fuerte que el fraterno. Pero el respeto y la diferencia de edad privan a la relación paterno-filial de plena igualdad. Por esto el Islam exalta la hermandad como expresión del perfecto amor de corazón que debe reinar en la familia humana, tanto superficial como profundamente. Por tanto, la hermandad es lo que pide el Corán. Los más sublimes niveles de amor y los más sinceros de amistad son los que crecen entre los musulmanes. Son llamados hermanos por su hermandad, por la existencia del hecho. La orden fue dada, por la natural elevación del espíritu engendrada por el sometimiento a Dios (que es lo que significa Islam) desembocó en hermandad.

Esta hermandad es más profunda y superior que la simple hermandad natural, por la unidad de su fin común, de sus convicciones comunes, de sus creencias comunes: la unidad de los corazones. Está escrito en la Sura 49, “Las Habitaciones Privadas”, aleya 10: “Los creyentes son, en verdad, hermanos. ¡Reconciliad, pues, a vuestros hermanos y temed a Allah! ¡quizás, así, se os tenga piedad!” El Profeta (P) decretó: “Los miembros de la asamblea de creyentes son un solo organismo por amor y afecto, y si cualquier miembro sufre dolor, causa dolor a los demás por simpatía. Si cualquier individuo musulmán cae en una situación dolorosa, todos los demás miembros de la comunidad deben correr en su ayuda y unirse a su dolor”