¡Oh Altísimo!
¡Oh Ingente!
¡Oh Perdonador!
¡Oh Misericordiosísimo!
¡Tú eres el Señor Majestuoso, el que no tiene nada semejante!
¡Él es el Oyentísimo, Videntísimo! Este es un mes que engrandeciste, honraste, ennobleciste y preferiste a otros meses.
Este es un mes que me preceptuaste ayunar. Este es el mes de Ramadán en el que revelaste el Corán, como Guía para la humanidad y las evidencias de la Guía y el discernimiento. Estableciste en él la Noche del Decreto y estableciste que esa noche sea mejor que mil meses.
¡Poseedor de los Dones, al que nadie puede dotar de nada! ¡Dóname mi liberación del Fuego, entre aquellos que liberas! ¡Introdúceme en el Paraíso, por Tu Misericordia, el más Misericordioso de los Misericordiosísimos!
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