Consejos de padre a su hijo. parte 1

Mié, 07/28/2021 - 05:31
Nahyul Balagha

Carta 31 del libro Nahyul Balagha de imam ali (P)
Después de volver de Siffin, Hazrat ‘Ali (P) dio ciertos consejos a uno de sus hijos. Algunos comentaristas históricos lo consideran para el Imam Hasan (P) mientras otros son de la opinión que fueron para Muhammad Hanafia. Fueron escritos en la forma de deseos, tratan de casi todos los temas, los que a lo largo de su desarrollo hacen al hombre tener éxito en su vida, haciéndolo valiente, caballero, humano, generoso, virtuoso y temeroso de Dios. Estos consejos son de un padre -que tiene en cuenta la naturaleza de la vida humana, que se está poniendo viejo, que ha soportado pacientemente reveses y calamidades, que odia las ansias excesivas y las ha superado, ya que en poco tiempo más pasará al otro mundo-, para un hijo que es joven, que tiene el deseo de impulsar el mundo moderando el pensamiento y mejorando los caminos de la vida, deseo bastante difícil de lograrlo (todos los Profetas y Mensajeros de Dios han intentado este fin, pero el virtuosismo todavía no es aceptado por la humanidad) un hijo que como todos tiene la vida limitada y está obligado por la naturaleza a seguir los pasos de todos los mortales, está sujeto a los padecimientos, rodeado de desgracias y calamidades, debe enfrentar a la opresión y la tiranía, enfrentándolas a menudo y soportando sus sufrimientos algunas veces. Y es el heredero de una persona que está agotada, quien finalmente pondrá fin a su vida como un mártir por la molestia de sus enemigos. Después de rogar a Dios y honrar a su Profeta (PBd) permíteme hacerte saber que el declinar de la salud, el paso del tiempo y la proximidad de la muerte, me han hecho comprender que debería prestar más atención a mi futuro (El otro mundo) y a mi gente. Aconsejarles más e invertir más tiempo en prepararles intelectualmente para enfrentar este mundo. Siento que mis propios hijos y los próximos a mí, tienen tanto derecho como otros a utilizar mi experiencia y conocimiento en todos los aspectos, en todas las realidades y en todos los senderos de esta y la otra vida. Por tanto, decidí invertir más tiempo contigo para que te prepares más para el futuro. No fue ni el egoísmo, ni el amor propio, ni el placer mental de hacerlo, sino el sincero deseo de hacerte ver el mundo como yo lo descubrí, ver las realidades de la vida como yo las vi y hacer las cosas correctas en el tiempo y en el lugar adecuado como deberían ser hechas, lo que me movió a escribirte estos consejos. No encontrarás en ellos otra cosa más que la verdad y la realidad. Mi querido hijo, tú eres parte de mi cuerpo y de mi alma y siempre que te miro siento como si me estuviera mirando a mí mismo. Si te ocurriera alguna desgracia, la sentiría como si recayera sobre mí. Tu muerte me haría sentir como si fuera mi propia muerte. Tus cosas las siento como mías. Por todo ello he puesto estos consejos por escrito. Deseo que les des importancia, les prestes atención y los conserves bien. Yo puedo o no permanecer mucho tiempo contigo (Para guiarte personalmente) pero quiero que estos consejos permanezcan contigo. Mi primer y principal consejo para ti hijo mío, es que temas a Dios. Sé su sirviente obediente; en tu memoria siempre fresca mantenlo. Protege cuidadosamente los lazos que te conectan y mantienen vinculados a Él. ¿Puede alguna otra ligazón reemplazarla o ser más fuerte, más durable y más sólida que ésta que ordena el más grande respeto y consideración? Acepta el buen consejo y refresca tu mente con Él. Adopta la piedad y mata tus excesivos deseos con Su ayuda. Construye tu personalidad con la ayuda de la fe sincera en la religión y en Dios. Vence a tus propios deseos, obstinaciones y naturaleza rebelde con la consideración de la muerte. Observa lo circunstancial de la vida y todo lo que a ella hace preciada.

Fuérzate por comprender la realidad de las desgracias y adversidades, los cambios del tiempo y circunstancias. Imponte el estudio de la historia. Trata de ver las ciudades arruinadas. Los palacios en mal estado y los signos de la decadencia y ruina de esa gente, todo lo que hicieron cuando vivían y tenían fuerza, qué lograron, cómo empezaron, dónde, cuándo y cómo fueron inducidos a un fin, dónde están ahora, qué han ganado realmente fuera de la vida y cuál fue su contribución al bienestar de la humanidad. Si sopesas cuidadosamente estas cuestiones encontrarás que toda esa gente se ha separado de la compañía de los otros y de todo lo que ha querido y amado, estando ahora en una morada solitaria, solos y desamparados y tú también serás como ellos. Dale importancia a la preparación para tu futura morada: No pierdas las eternas bendiciones por amor a los placeres de la vida mortal. No especules y abras juicio sobre temas acerca de los cuales no estás en condiciones de formarte una opinión y no estás llamado a hacerlo. Renuncia a los caminos en que existe la posibilidad de extraviarte. Cuando peligres extraviarte en el salvajismo de la ignorancia o pierdas la visión de las metas que quieres alcanzar para conseguir los fines propuestos, es mejor entonces que renuncies a las cuestiones que fomentan el enfrentamiento incierto, peligroso y a los riesgos imprevistos. Aconseja a la gente que sea buena para vivir virtuosamente, porque estás capacitado para dar tales consejos. Deja que tus obras y palabras enseñen al mundo como abstenerse de la maldad y la bajeza. Busca mantenerte lo más alejado de quienes se entregan al vicio y al pecado. Lucha donde quiera que sea necesario defendiendo la causa de Dios. Cuando creas defender la causa de Dios, no temas que la gente se ría, censure tu acción o te calumnie. Cuidadosa e intrépidamente ayuda a la verdad y a la justicia. Soporta pacientemente los sufrimientos y enfrenta valientemente los obstáculos que se ponen en el camino cuando tú sigues la verdad e intentas defenderla. Adhiérete a la causa de la verdad y de la justicia donde quiera que la encuentres. Intenta ser el más versado en jurisprudencia y teología islámica y adquiere un conocimiento concienzudo de los cánones de la religión. Desarrolla el hábito de la paciencia frente a las adversidades, sufrimientos y calamidades. Esta virtud de la paciencia es uno de los valores más altos de los principios éticos y nobleza de la personalidad, siendo el mejor hábito que uno puede desarrollar. Confía en Dios y deja que tu espíritu busque Su protección en cada infortunio y sufrimiento porque así tendrás confianza y confiarás tus asuntos al Más Grande Depositario y al Más Poderoso Guardián. No busques la protección de alguna otra persona sino de Dios. Reserva tus rezos, requerimientos, pedidos, súplicas y ruegos a Él y sólo a Él, porque otorgar, dar, conferir y dispensar, como así también negar, privar, rechazar y excluir está en Él y solamente en Su Poder. Pide y busca tanto como puedas Sus Favores y Su Guía. Intenta comprender mi consejo, sopesarlo profundamente. No lo tomes con ligereza ni te desvíes de él, porque el mejor conocimiento es el que beneficia al que lo oye. El conocimiento que no beneficia a nadie es inútil, sin valor, y no tiene sentido aprenderlo o recordarlo. Mi querido hijo, cuando comprendí que me estaba poniendo viejo y que la debilidad y endebles estaba invadiéndome gradualmente, me apresuré a aconsejarte la mejor forma de conducirse para una vida provechosa, virtuosa y noble. Rechacé la idea de que la muerte pudiera sorprenderme antes que te dijera todo lo que te quiero decir, o que la incapacidad mental o deterioro físico me impidiera transmitirte todos estos conocimientos, o que exaltados deseos, tentaciones o incentivos pudieran comenzar a influenciarte, o cambios adversos de tiempos y circunstancias pudieran arrastrarte dentro de su lodo y que, por tanto, yo te dejara como un indómito e inexperto potro, porque una joven e inexperta mente es como un suelo virgen que permite a las cosas sembradas en él, crecer lozanamente. Por tanto, he hecho uso anticipadamente de la ocasión para educarte y prepararte antes de que tu mente pierda su frescura, antes de que se vuelva insensible o deformada, antes de que empieces a enfrentar la vida sin preparación y antes de que te veas obligado a tomar decisiones y juicios sin obtener beneficio de las tradiciones acumuladas, los conocimientos recogidos y las experiencias de otros. Estos consejos y asesoramiento que te doy te librarán de la molestia de adquirir conocimientos, reunir experiencias y solicitar los consejos de otros. Ahora puedes usar muy fácilmente los conocimientos que el hombre ha adquirido con gran cuidado, preocupación y paciencia. Cosas que estaban ocultas y que solamente la experiencia y el sufrimiento pudieron sacar a la luz, están ahora a tu disposición muy fácil y convenientemente a través de estos consejos. Mí querido hijo: aunque mi edad no es tanta como la de otra gente que ya ha muerto, yo le di una gran importancia al estudio de sus vidas. Constantemente estudié sus actividades y reflexioné sobre todas sus obras y discursos. Estudié sus recuerdos. Reflexioné sobre sus vidas tan profundamente que sentí  como si hubiera trabajado y vivido con ellos desde el principio de la historia de nuestro tiempo. Sé quienes fueron buenos con ellos y quienes les perjudicaron. Separando lo bueno de lo malo me concentré atentamente en estas páginas y será para tu beneficio el conocimiento que reuní así. Mediante estos consejos he intentado conseguir que te convenza la importancia de una vida honesta, del pensamiento noble y los peligros de una vida pecadora y viciosa, tomando en consideración el proteger y resguardar cada aspecto de tu vida, como es el deber de un padre bondadoso, considerado y cariñoso. Desde el principio he tratado de ayudarte a desarrollar una personalidad noble y de prepararte para la vida en que tendrás que conducirte, capacitándote para que al desarrollarte seas un joven noble de carácter, con un pensamiento abierto y honesto, con un claro y preciso conocimiento de las cosas que te rodean. Originalmente mi deseo fue enseñarte concienzudamente el Libro Santo79 hacerte comprender sus partes complicadas, impartirte el conocimiento completo de Sus Órdenes y Prohibiciones y no dejarte a merced de la enseñanza de otra gente. Pero después de tener éxito en esta tarea, me sentí preocupado de que pudiera haberte dejado sin educar y preparar en temas que por sí mismos están sujetos a tanta confusión y a tantas contradicciones -temas cuya confusión ha sido la peor condena debido a los deseos egoístas, a las ideas deformadas, a los criterios malintencionados y a las formas pecaminosas del pensamiento. Por tanto, he anotado completamente en estas líneas los principios básicos de la nobleza, la piedad, la verdad y la justicia.
 

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