Un compañero de peregrinación de vuelta de la peregrinación, un hombre contaba al Imam Sadiq (P) las aventuras de su viaje y de sus compañeros de ruta. Alababa en particular, de manera extremada, a uno de ellos:
¡Un hombre tan noble! Estábamos orgullosos de la compañía de un hombre tan honorable, volcado sin descanso a las prácticas religiosas. Apenas habíamos hecho alto en una etapa cuando se iba a un rincón donde extendía su alfombrilla de la oración y se abandonaba a sus prácticas de adoración.
¿Quién se ocupaba de sus necesidades entonces y quién cuidaba de su montura?
preguntó el Imam. Era sobre nosotros sobre quienes recaía el honor de llevar a cabo esas labores.
El no se dedicaba más que a sus santas ocupaciones y no se ocupaba en absoluto de esas cosas respondió el hombre.
A causa de esto, vosotros erais superiores a él respondió el Imam (P).
Referencias:
Anecdotario, El mártir Ayatullah Morteza Mutahari.
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